Uno de los personajes más icónicos de la última década en la NFL es, sin dudas, Colin Kaepernick.
El mariscal de campo llevó a los San Francisco 49ers hasta el Super Bowl XLVII e ilusionó a los aficionados, aunque lentamente fue bajando en su rendimiento. Sin embargo, su legado más importante fue el de sus protestas durante el himno estadounidense (contra el racismo), antes de cada juego.
Si bien generó un gran revuelo con sus reclamos, también terminó costándole su puesto de trabajo y fue condenado al ostracismo por las franquicias de la NFL.
De todos modos, el jugador mantiene la ilusión de volver a jugar y lanzó un claro mensaje al respecto:
“Mi deseo de jugar futbol americano sigue ahí”, apuntó. “Todavía entreno cinco veces por semana. Estoy listo para volver. Estoy listo para una llamada, una prueba o un entrenamiento en cualquier momento (…) Espero recibir un llamado durante la temporada baja”.
Lo cierto, también, es que Kap ya tuvo ese llamado, esa sesión de entrenamiento que tanto anhela…y la arruinó. Según él, no estaban dadas las condiciones adecuadas en una práctica a la que habían acudido la mayoría de los equipos y la cambió de lugar y hora a último minuto. Eso le costó la credibilidad que le quedaba con la NFL y lo alejó todavía más de la liga.
Por otra parte, Kap también anunció que planea lanzar su biografía pronto y adelantó que lo hará a través de su propia editorial: Kaepernick Publishing. Probablemente tengamos una visión más completa de lo que ve el ex 49ers en cuanto a su situación, ya que, desde afuera, tiene aires de capricho y cuesta ponerse de su lado.