Fue la segunda Copa Libertadores para MarceloGallardo como entrenador, tercera si se cuenta también la conseguida como futbolista. Pero sin dudas que fue diferente, no solo porque se la ganó a Boca, sino porque no pudo estar junto a sus futbolistas en el terreno de juego.
Tal vez por eso, el momento en que por fin le tocó abandonar el palco y pisar un nuevo césped que será bendito para su Riverse ha convertido ya en un instante épico.
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El Muñeco campeón se abrazó con cada uno de los jugadores que le permitieron celebrar un nuevo título y tuvo, cómo no, el privilegio de levantar la Copa Libertadores junto a Ponzio y Maidana.
Ahora lo esperan los Emiratos Árabes y el Mundial de Clubes. Porque le leyenda continúa.