Desde mediados de campaña, la afición y prensa de los Boston Celtics ha criticado sin contemplaciones a Kyrie Irving, pues la falta de liderazgo del armador All-Star se hacía cada vez más evidente.
Cuando llegaron a las Semifinales de Conferencia Este ante los Milwaukee Bucks, quedó cada día más claro que Irving no era un verdadero líder para los jóvenes del equipo, y su actitud displiscente y despreocupada exacerbó a los fanáticos de Boston.
Asimismo, las declaraciones de Irving poco después de quedar eliminado de los playoffs dejaron en evidencia que no solo no le importó quedar fuera de la competencia por el anillo, sino que además está ansioso por salir del equipo:
“Para mí, solo quiero salir adelante y enfocarme en lo siguiente”.
Irving será un agente libre no restringido al final de la campaña y desde el último tramo de la temporada se presume que no seguirá con la organización, incluso después de comprometerse verbalmente a principios de año ante toda la fanaticada.
Además, su mala relación con el resto del equipo tuvo una influencia muy negativa en el desempeño del equipo de Brad Stevens, que se vio completamente sacado del tabloncillo por Giannis Antetokounmpo y compañía.
Ahora, parece que el cambio de Irving a los Cavaliers fue un completo desastre y, si bien valía la pena tomar el riesgo, el equipo que decida firmarlo en verano deberá pensárselo muy bien antes de comprometerse a largo plazo.