Las elecciones presidenciales y congresales están cada vez más cerca. Los candidatos están cada vez más desesperados para ganar la contienda y pasar a segunda vuelta y por eso se escuchan propuestas imposibles y mentiras flagrantes.

Los engaños, a su vez, fomentan discursos de odios. Se escuchó hace poco, por ejemplo, la xenofobia de Daniel Salaverry contra los colombianos y los venezolanos. Esto lo comparte con Forsyth, Urresti y Rafael López Aliaga. 

Otro que queda mal cada tanto es Hernando de Soto. En su caso parecen ser, más bien, lagunas y lejanía con la realidad. Él, primero, se olvidó del nombre de su partido y después confundió la ONP con la ONPE. 

Así también no supo que responderle a Beto Ortíz cuando le preguntó por Paredes Terry, asesor del partido con relacionado con Movadef y la minería informal. 

Ahora, sumó otra anédocta. Y es que Nicolas Lucar le transportó una pregunta de la gente. Le consultaban por el precio del metropolitano y el pan. En vez de hacer la de Sigrid Bazán, quien se equivocó, asumió su desconocimiento. 

Dijo que él tenía 17 doctorados y que no compartía la realidad de la gente que le preguntaba. Obviamente, rápidamente, se hizo viral.