No hay ninguna duda de que México uno de los países donde el futbol americano se vive con más pasión por fuera de Estados Unidos. Por eso, la NFL, que no es lenta ni perezosa, ha apuntado los cañones al sur y ha realizado varios partidos en territorio mexicano.

Si bien se disputaron muchos juegos no oficiales desde 1978, en 2005 llegó el primer juego de temporada regular – una victoria de Arizona Cardinals sobre San Francisco 49ers –, aunque fue el único durante mucho tiempo. No fue sino hasta 11 años más tarde (2016) que Oakland Raiders protagonizó una remontada en el cuarto cuarto para vencer a los Houston Texans en el Estadio Azteca.

Excluyendo a ese último juego protagonizado por dos de los peores equipos de ese momento, México parece haberles traído suerte a los protagonistas de los juegos en el DF. Desde entonces se han disputado otros dos juegos, se canceló otro y una franquicia de cada uno de ellos llegó al Super Bowl.

El 19 de noviembre de 2017, los New England Patriots vapulearon a los Raiders por 33-8 y luego derrotaron a los Jacksonville Jaguars en el juego de Campeonato de la AFC para meterse en el gran juego. Finalmente, terminaron cayendo ante los Eagles de Nick Foles, pero el mito del césped azteca empezó a crecer.

Un año más tarde sería el turno de Los Angeles Rams y Kansas City Chiefs, pero el encuentro no se jugó debido al estado lamentable del escenario insignia del país. Sin embargo, ambos equipos llegaron lejos y los californianos ganaron la NFC para luego perder en la definición.

De cualquier manera, los Chiefs se quedaron con ganas de jugar ante la afición mexicana y volvieron para la temporada regular 2019. Entonces, doblegaron a Los Angeles Chargers y engrosaron su marca, que terminó siendo de 12-4 para meterse en Playoffs, ganarlo todo hasta el campeonato de conferencia y llegar hasta el próximo Super Bowl.

Así, por ahora se mantiene la racha de equipos que tuvieron al Estadio Azteca como amuleto para llegar al partido más importante en este deporte, aunque todavía resta que puedan quedarse con el anillo.