Guido Rodríguez la rompe en el poderoso América de México, donde se asentó y consolidó su juego, luego de un arranque difícil por una seguidilla de expulsiones. "Jugando evolucionás como futbolista, pero también como persona", destacó el mediocampista, quien decidió irse de River en búsqueda de continuidad, en lo que describe como una de las decisiones más difíciles de su vida. "Hasta llegué a dudar de mis condiciones", confesó a Bolavip. Ahora es uno de los argentinos más reconocidos del fútbol mexicano. 

-¿Qué significó River en tu formación personal y como futbolista?

-En River hice hasta la secundaria. Los entrenadores te inculcan desde chiquito el valor del respeto en sí mismo, a nivel personal. Eso después lo trasladas hacia tus compañeros o rivales. Cuando estás en Infantiles o Inferiores vas creciendo y tomás conciencia sobre cómo se nota la diferencia con los demás clubes, hay una formación diferente en las edades jóvenes. Lo que hoy refleja la Primera de River, con Marcelo Gallardo y los dirigentes, es producto de todo este trabajo a largo plazo. 

-¿Puede llegar a jugarles en contra a veces salir de las Inferiores?

-River es un club que te educa con una doble vara, porque mientras que te exige el 'jugar bien', te piden resultados, ganar. Te enseñan un estilo de juego y lo que es la competitividad, crecés sabiendo que cada vez que enfrentes a un rival todos te van a salir a ganar y no te podés relajar. Y vos sos muy chico. A la distancia me doy cuenta de ese plus que tuvo el hecho de haber tenido tanta competencia con tantos chicos, aunque en el momento no es fácil de llevar, lo naturalizas en el futuro.

 

-¿Sentiste demasiadas presiones por "demostrar"?

-En lo personal me pasó que llegué a Primera y estaban Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio, me fue imposible conseguir continuidad. En un club tan grande lo que te pasa es que tenés que destacarte sí o sí en los partidos que juegues. A veces hasta llegás a dudar vos mismo de tus condiciones. Ese es el momento en el que decidís irte a otro equipo, que puede salirte mejor o peor, pero que es terrible. Es difícil irse de un lugar en donde estuviste desde los siete años: River es una zona de confort. 

Ariel Holan me había querido llevar seis meses antes a Defensa y Justicia, pero le dije que quería quedarme a luchar un lugar. No se terminó de dar y me fui a su equipo porque es un entrenador que tiene una idea de juego que comparto, prioricé eso.

-¿Te dejó alguna enseñanza compartir vestuario con Leonardo Ponzio, emblema en tu posición?

-Siempre fui mucho de observar lo que hacían los más grandes, tomarlos de ejemplo. En el caso particular de Leo me quedó grabado su seriedad a la hora de entrenar, entrenaba siempre al máximo. Es un tipo que salía a jugar todos los partidos como si fuesen una final, en ese momento trataba de absorber desde los referentes la forma de trabajar. Ponzio se mantiene en un máximo nivel, porque además de que ya es un ídolo de River, está en un gran nivel y eso va de la mano de mucho sacrificio que va más allá de lo que ves en 90 minutos.