El hincha de Boca está golpeado. Ha tenido muy pocas horas para reponerse del mazazo que le dio Riveren la final de la Copa Libertadores y eso se noto en el regreso del plantel del Xeneizea Buenos Aires.
Este arribo estuvo caracterizado por un gran operativo policial, especialmente en la escolta del micro, pero por una ausencia llamativa de cariño, al menos de una señal de apoyo, de parte de los hinchas.
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Y es que todo parece haberse hecho pedazos en el Santiago Bernabéu, incluso la relación entre los aficionados y un plantel que aparentemente sufrirá un gran recambio, comenzando desde el banquillo.
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Para los que decidan quedarse a seguir remando, habrá tiempo para reponerse, para relajarse en familia y recargar las energías. Porque en Boca, ya lo saben, nunca se pueden bajar los brazos.