La NBA ha quedado impactada tras conocerse que Terrance Williams, quien una vez compartió cancha con la leyenda argentina Luis Scola en Houston Rockets, enfrentará una sentencia de 10 años de prisión por su participación en elaborado plan para estafar alrededor de 5 millones de dólares a un seguro médico de la liga.

Williams, en colaboración con un grupo de médicos y dentistas en California, llevó a cabo una trama meticulosa que implicaba generar gastos médicos y dentales falsos y presentarlos al Plan de Beneficios de Salud y Bienestar de la NBA. A lo largo de cuatro años, entre 2017 y 2021, el fraude fue cobrando forma, desviando millones de dólares en recursos que deberían haber sido destinados a la atención médica legítima de los jugadores.

Aunque Williams no fue el único involucrado en esta red de engaño, se distingue por haber sido identificado como el líder del crimen, sentenciado a una década de prisión y ordenado a pagar casi 3 millones de dólares (2.5 millones) como compensación por su papel en el delito, dejando claro que más allá de haber generado casi 7 millones en ganancias como jugador, estuvo dispuesto a cruzar líneas morales en busca de beneficios personales.

Hasta 17 jugadores más involucrados

Otros 18 jugadores de la NBA implicados en esta trama optaron por declararse culpables, evitando así la prisión. Sin embargo, este incidente deja una marca en la imagen de la liga y destaca la importancia de la ética y la integridad, incluso en el escenario deportivo.

Tony Allen, Glen Davis, Shannon Brown, Melvin Ely, Darius Miles, Tony Wroten, Ruben Patterson, Sebastian Telfair, Jamario Moon, Keyon Dooling, Milt Palacio, Alan Anderson, Antoine Wright, Will Bynum, Christopher Douglas-Roberts, Eddie Robinson y Gregory Smith, son los demás ex-NBA involucrados.

Terrence Williams (Foto: Jared Wickerham / Getty Images)

Mientras los fanáticos siguen recordando los días en que Williams compartía la cancha con jugadores icónicos como Luis Scola, la noticia de su involucramiento en actividades ilícitas es un recordatorio contundente de que las decisiones fuera de la duela de la NBA también pueden tener un impacto duradero en la vida de los deportistas, quienes en ocasiones pueden pensar ser inmunes a causa de su estatus de “superestrellas”.