Quedaba un día para el inicio de la Copa América y en la sede de AFA, la reunión de Comité Ejecutivo definía si la Selección debía o no participar del certamen. Semanas antes, el consulado argentino en Bogotá había recibido amenazas explícitas. Meses antes, un coche bomba había explotado en Medellín y en mayo otro atentado había estallado en el edificio de las oficinas donde se organizaba el certamen. Bogotá, Itagüi, Bello y Barrancabermeja también habían sufrido ataques. En junio, el vicepresidente de la Federación Colombiana había sido secuestrado. Las FARC eran una realidad y el miedo estaba más que justificado.

Por la calle Viamonte desfilaban dirigentes mientras en Casa de Gobierno, Fernando De La Rúa buscaba la manera de intervenir. El por entonces presidente de la República Argentina había mantenido diálogo con su par colombiano, Andrés Pastrana, y ambos coincidían en que la Albiceleste debía estar presente.

“Quitarnos la Copa América es el peor atentado”, había exclamado Pastrana cuando Conmebol había amenazado con sacarle la organización o aplazarla para 2002. Pero finalmente, entre presiones de derechos de TV e imposibilidades por el calendario mundialista al año siguiente, se decidió mantener la sede.

Canadá, uno de los invitados, se bajó. El resto había dado el sí. Sólo faltaba Argentina. Honduras ya había aceptado ser el reemplazante de la Albiceleste. Marcelo Bielsa, aguardaba por la definición.

20.37 comenzó la reunión en AFA con los 27 integrantes del Comité Ejecutivo presentes. Belgrano, Rosario Central, Huracán, Vélez Sarsfield, Argentinos Juniors y San Lorenzo ya habían adelantado que votarían en contra de participar del torneo. Por su parte, Grondona ya había confesado que no tenía interés de poner en riesgo a la Selección. Posición similar a la de Futbolistas Agremiados.

Cerca de las 10 de la noche, la decisión unánime se anunció: Argentina optó por no viajar a Colombia en una decisión histórica y se ausentó de la Copa América.

Marcelo Bielsa era el entrenador de la Selección Argentina (IMAGO)

La noticia cayó como una ofensa para el país organizador que necesitaba mostrar su poder de control dentro de un territorio en el que las FARC dominaban el miedo de las calles. Pero, sin el bicampeón Mundial el show tuvo que continuar.

Honduras reemplazó a la Argentina y dio la sorpresa porque en su grupo fue segunda de Costa Rica y dejó tercero a Uruguay, mientras que Bolivia quedó en el último puesto. En cuartos, dio el batacazo y eliminó a un Brasil que dirigido por Luiz Felipe Scolari fue con un seleccionado alternativo al que al año siguiente sería campeón del mundo.

Luego, en semifinales se dio el choque entre el local y Honduras, que fue triunfo 2 a 0 para el país anfitrión que en la final superó 1 a 0 a México en El Campín de Bogotá por el gol de Iván Ramiro Córdoba.

Fue así que el seleccionado de Pacho Maturana, que contaba con figuras como Óscar Córdoba, Mario Yepes, Freddy Grisales y Giovani Hernández, entre otros, se coronó ante su gente por primera y única vez en la historia de la Copa América.

Ahora, 22 años después se cerrará la grieta en Miami entre el campeón de aquella edición y el gran ausente.