Sergio, Ariel, Rolando y Mauro. Los Zárate marcaron un hito en el fútbol argentino al ser cuatro hermanos que llegaron al profesionalismo para jugar en la Primera División de nuestro país. Todos se formaron en Vélez y si bien se destacaron en posiciones ofensivas, fueron muy distintos entre sí. Sergio -el Ratón- jugaba por afuera, Ariel -el Chino- era un clásico enganche, Rolando -Roly- un 9 de área y Mauro, el más chico de todos, el más polifuncional.
El Chino Zárate dialogó en exclusiva con BOLAVIP y tocó todos los temas. El secreto que hizo que los cuatro hermanos lleguen a ser jugadores profesionales, su salida de Vélez antes de debutar en Primera, sus años en Europa, el regreso al país, el All Boys histórico del Pepe Romero que le ganó la Promoción a Rosario Central, cómo fue tener de compañero a Ariel Ortega, qué sintió al debutar en la Primera División del fútbol argentino a los 37 años, el distanciamiento con Mauro luego de su paso a Boca, cómo está hoy en día la relación, qué es de su presente y con qué sueña en un futuro.
Ariel Zárate de formó en Vélez, pero antes de debutar en Primera se marchó a Europa, donde estaba el Ratón y, durante algunos años, compartió los mismos destinos futbolísticos que su hermano: pasó por el fútbol alemán, italiano y mexicano junto a él. Para 1996 se marchó en soledad al fútbol español y tuvo pasos interesantes por Cádiz, Elche y Málaga hasta que en 2005 regresó a Argentina para jugar en Morón, luego en Tristán Suárez y finalmente el All Boys, club que marcó un antes y un después en su carrera.
-Cuatro hermanos y todos futbolistas profesionales, ¿qué tienen los Zárate?
-Fue mucho mérito de mi papá, siempre estuvo encima y creo que fue algo genético. Mi hermano mayor, el Ratón, debutó en Primera y después tuvimos un poquito el ejemplo de él en la insistencia y en la fuerza de voluntad para llegar, siempre lo miramos como espejo, tanto para mirarlo como para tomar decisiones. Pero el mayor mérito para mí es de mi viejo.
-¿Había competitividad entre hermanos y eso los potenció?
-No, yo no creo que haya sido tan así porque fueron diferentes épocas de cada uno. El Ratón inició, después aparecí yo que fui el más contemporáneo con él, inclusive llegamos a jugar juntos, pero no creo que hubo competitividad. Además, creo que todos fuimos diferentes, el Ratón era un wing a la antigua, yo era el típico enganche, Roly era el típico 9 y Mauro fue el más completo en el sentido que podía llegar a jugar en cualquiera de esos puestos. Mauro era mucho más chico y prácticamente no compartimos actividad. Pero sí nos observábamos y aprendíamos, pero competitividad no hubo.
-¿Quién era tu referente de la infancia?
-Tuve muchos jugadores que miraba y hasta tuve la posibilidad de compartir cancha más de grande. Ahora no se me viene ninguno a la cabeza. En mi etapa de jugador me enfrenté a Zidane, a Rivaldo, a Ronaldinho, por nombrarte algunos. Yo admiraba mucho a Pablo Aimar, en mi posición era el jugador que más me representaba, tuve la suerte de charlar varias veces con él más de grande y lo disfruté mucho.
-¿Cómo fue la etapa formativa, la pudiste disfrutar?
-Nosotros tenemos una segunda casa que fue Vélez, todos nos iniciamos en Vélez y para nosotros era la ilusión, el poder debutar en Primera en ese club. Yo soy el único de los cuatro que no tuvo esa posibilidad. A los 19 años yo em vi que tenía muy pocas chances de debutar en Primera y me fui a Europa. La ilusión estaba, antes se veía mucho más lejano, más que nada porque el fútbol juvenil se va profesionalizando y eso ayuda a estar mejor preparado para Primera. Vélez te forma de una manera espectacular, es muy meritorio.
-¿Cómo fue llegar a Europa siendo tan joven en una época en la que no iban tantos argentinos?
-En aquella época tomé la decisión porque yo veía que tenía pocas posibilidades de debutar en la Primera de Vélez, me sentía estancado. Surgió la posibilidad de irme de Vélez y seguir a mi hermano, que él se había ido a Alemania y así se dio mi salida de Vélez, fue en muy buenos términos, porque como te dije, Vélez es mi casa. También me sedujo mucho la parte económica, me ofrecieron una compensación por irme, estaba cerca de mi hermano, nosotros en ese momento éramos una familia muy humilde y el tema económico pesó mucho.
-Jugaste en Alemania, Italia y España, ¿dónde te sentiste más cómodo?
-Yo exploté en España, más que nada porque me solté un poco de la mano de mi hermano. Fui a Alemania porque él estaba en Alemania, después lo mismo en Italia, al tiempo los dos volvemos a Alemania, él se va a México y yo me voy con él, entonces cuando llego a España fue por la mía y un poco a prueba, estuve en Cádiz y ellos me querían ver, estaban en la Segunda B -tercera categoría del fútbol español- y era un equipo que llevaba mucha gente, muy conocido, que penaba en una categoría baja y ahí me fue muy bien, estuve seis meses y me renuevan por tres años y después me compra el Málaga y ahí fue donde mostré mi mejor versión, ascendimos, jugué en Primera y después también estuve unos meses en Elche para después volver a Málaga y tuve mucha participación, hice goles y fue mi mejor etapa.
-¿Cómo fue jugar en el Bernabéu y el Camp Nou?
-El jugador de fútbol cuando entra a la cancha se abstrae del ambiente, pero sí, obviamente entrás a esa cancha y te impacta, mirás para arriba y te preguntas dónde estás. Siempre me tocó hacer buenos partidos en esos estadios, empatamos y ganamos. La verdad es que impacta, por lo menos la primera vez, con el tiempo te vas acostumbrando.
-En Elche tuviste a Jorge D´Alessandro como DT, ¿era tan extrovertido como se lo ve hoy en día en El Chiringuito?
-Con Jorge es con el único que hoy en día sigo teniendo relación. Cada vez que viene a Argentina, me llama y nos juntamos. Tuve una muy buena relación con él, me pareció siempre un técnico extraordinario, muy extrovertido, gracioso y que sabe contagiar esa energía. Está en todos los detalles, es un tipo que me marcó. Sigo hablando con él, era sumamente detallista y estaba en todo. También sé que hicimos un buen torneo, estábamos peleando el descenso, hicimos una segunda vuelta muy buena y sacamos adelante a ese equipo y de ahí quedó esa relación que nos une.
-¿Por qué decidiste volver a Argentina a jugar los últimos años de tu carrera?
-Ya tenía familia, tenía hijos y ellos cada vez que venían a la Argentina de vacaciones les costaba más volver a España. Yo tenía una edad en la que las propuestas que me llegaban en España no me seducían y decidí volver por una cuestión familiar también, nosotros somos muy unidos. Con 32 años terminé contrato en Elche, tuve la posibilidad de ir a Dubái y al no llegar a un acuerdo fue que decidí pegar la vuelta.
-All Boys marcó un antes y un después en tu carrera, ¿te imaginabas que ibas a vivir momentos tan importantes a esa edad?
-Yo cuando vuelvo a Argentina tuve un paso previo por Morón y tuve la desgracia de perder dos ascensos en el último partido. Después tuve una etapa breve en Tristán Suárez y después llegué a All Boys. En All Boys me sorprendió porque en la B Metropolitana hicimos una campaña infernal, le sacamos muchos puntos al segundo y cuando ascendimos se mantuvo la base del equipo, nos fue bastante bien. Con los refuerzos y el mantener una línea con Pepe Romero hizo que el equipo se haga fuerte y nos metimos a la Promoción por la ventana.
-¿Qué recordás de aquellas Promociones contra Rosario Central?
-De esos dos partidos tengo el mejor recuerdo a nivel equipo, pero tuve la desgracia de desgarrarme previo a la Promoción, así que esos partidos los viví un poco desde afuera. En la ida lo vi desde la tribuna y la vuelta fui al banco porque no estaba al 100%, pero no me lo quería perder, fue un gran gesto de Pepe. Fue impresionante, íbamos a punto totalmente, éramos un equipo chico contra un gigante. Había muchos chicos en Rosario Central y por ahí les pudo la presión. Nosotros estábamos convencidos de que podíamos ganarle aunque todos nos daban por muertos. Fuimos sin ninguna presión y eso fue clave.
-¿Cómo fie debutar en Primera División del fútbol argentino a los 37 años?
-Fue algo impensado, debo ser de los jugadores más veteranos que debutan en Primera División en Argentina, fue medio raro. Me lo tomé como algo extra que pasó en mi carrera, lo disfruté mucho. En la primera ronda no tuve mucha participación porque habían llegado muchos refuerzos de jerarquía, como el Burrito Ortega o Sebastián Grazzini, pero la verdad que lo disfruté mucho. Ya en la segunda vuelta la jugué casi toda y después Pepe me dio mucha más participación.
-¿Qué me podés decir de Pepe Romero?
-Lo que me sorprendía de Pepe era la tranquilidad en los momentos donde imperaba el nerviosismo, o cuando perdíamos dos partidos y ya empezaban los rumores y todas esas cosas que pasan en el fútbol y a él lo hacían más grande porque siempre salía adelante, nunca estaba nervioso, nunca gritaba y generaba mucha tranquilidad y por eso pudo revertir muchos momentos donde parecía que se iba. Un técnico de los que yo llamo ´jugadoristas´ porque él siempre sabía elegir bien los jugadores para cada momento y cada partido. Cuando ya era manager del club, él me pregunta por la formación que había elegido para jugar contra Independiente en cancha de Independiente, yo obviamente no podía opinar de la parte deportiva, pero en ese momento le dije que me parecía que no le íbamos a hacer un gol a nadie y terminó siendo el mejor partido que jugamos de visitante, les ganamos 3 a 0, así que a partir de ahí no le di ninguna opinión deportiva más, ja.
-¿Cómo fue tu relación con el Burrito Ortega?
-El Burro me sorprendió, era muy humilde. Dentro del vestuario casi no hablaba. De hecho, los periodistas quisieron imponer una polémica por el número de la camiseta, algunos decían que tenía que darle la 10. Él me dijo que ni en pedo quería el número, le daba exactamente igual y no le cambiaba nada, a mí tampoco me importaba, así que lo mantuve y todo bien. Ariel tuvo la desgracia que cuando llega a All Boys le agarra una peritonitis o algo así y después se lesiona. Era un jugador extraordinario, la gente se paraba del asiento cuando agarraba la pelota. Lo que más recuerdo de Ariel fue su humildad fuera de la cancha.
-Estuviste muchos años trabajando en las Inferiores de Vélez, ¿por qué crees que salen tantos buenos talentos del club?
-Porque Vélez toma a las Juveniles como una inversión y no como un gasto. Eso es importante a la hora de trabajar. Estuve ocho años en el club y me crucé con muchos técnicos y coordinadores. La mayoría de los clubes toman a las Inferiores como un gasto y Vélez no, por eso suben tantos pibes a Primera, porque se cuida al patrimonio del club. Las Inferiores es lo que mantiene al club vivo, porque el club tiene que hacer una o dos ventas por año para poder sobrevivir. Cada categoría a Inferiores tiene dos profes y dos técnicos, hay psicólogos, adaptador, recuperador y son detalles muy importantes. El hecho que tantos pibes lleguen a Primera hace que los pibes quieran venir al club, algo que no pasa en otro lado.
-¿Cómo está la relación hoy en día con Mauro después del distanciamiento que se hizo público tras su salida de Vélez a Boca?
-Yo hace poco estuve hablando con Mauro y le dije que nos estábamos poniendo grandes y la verdad que no tiene sentido estar distanciados. Hay muchísimos jugadores que cambiaron de clubes y no pasó nada, pero fue un tema que se agrandó por las declaraciones que había hecho él en las que dijo que en Argentina solo jugaba en Vélez y no en otro lado, pero nadie está en derecho en cuestionar las decisiones de otra persona, porque las decisiones las toma uno mismo y las consecuencias las tiene uno mismo. Él la pasó mal, a partir de ese momento tuvo una caída, porque no es solamente lo futbolístico sino lo emocional y te pasa una factura. No se puede vivir toda la vida con rencor, tuvimos la desgracia de perder a nuestros padres y ahí hubo un acercamiento. Las decisiones son del pasado, yo solamente puedo decir que no hubiese hecho eso porque en Boca pasás a ser uno más y en Vélez eras ídolo, pero ya es cosa del pasado. El tiempo pasó y me parece que tenemos que vivir más del presente y del futuro.
-¿Qué es de tu presente y cuál es tu deseo en el corto plazo?
-Yo me fui de Vélez después de ocho años, la verdad es que siempre voy a estar agradecido al club por haber estado tanto tiempo. Tuve la suerte de formar a muchos chicos que hoy en día están en Primera o mismo dieron el salto a Europa, así que estoy muy orgulloso de esa etapa. Aprendí mucho y eso es fundamental, es fundamental nunca dejar de aprender. Hoy en día soy el director de una escuela de técnicos en Luján que es manejada por mi mujer, se llama Escuela DT Luján. Empezamos el año pasado y está muy buena, tenemos apoyo del municipio, estamos creciendo mucho. También estoy dando una mano en la empresa de mi hermano que es de representación. Mi objetivo en un futuro cercano es ser entrenador, me gustaría dirigir en algún club del Ascenso para arrancar ahí y, si hacés bien las cosas, podés dar el salto.
+ La experiencia de enfrentar a los mejores del mundo es única. En esos duelos, el arquero es figura. Arriesgá por el próximo guante de oro del torneo.
