Cuando Diego Maradona dejó Barcelona y se sumó al Napoli de Italia lo hizo principalmente para encontrar un lugar en donde se sintiera cómodo, donde pudiese vivir su vida tranquilo y a gusto mientras disfrutaba del fútbol. Algo que realmente sucedió a partir de la temporada 1984/85 con Napoli, vivía una vida de ensueño.

Con el paso del tiempo, llegaron los títulos y la gloria para Diego en la ciudad del sur de Italia. Los dos Scudettos, la Copa UEFA y la Copa italiana pusieron a Maradona como el dios de un equipo que nunca había vivido nada igual. Y justamente por eso, cuando el 10 se quiso marchar comenzaron los problemas.

En el año 1990, cuando recién terminaba de consumarse el titulo de la Serie A para el Napoli, Diego se abrazó con Corrado Ferlaino, presidente del club, y le dijo que su etapa había terminado y quería irse del club. Algo que por supuesto sorprendió al directivo y que luego sorprendería a todos ya que el argentino fue por más y lo dijo ante las cámaras.

Si era el momento y el lugar es muy subjetivo, lo cierto es que no cayó para nada bien en los fanáticos y mucho menos en Ferlaino y compañía. No iban a permitir que se salga con la suya y acá es donde comienza la debacle de Maradona. El lugar que Diego tanto amo pasaría a ser una prisión; “No quería venderlo. Yo fui el carcelero de Maradona”.

El tire y afloje entre Napoli, la prensa y Maradona siguió un tiempo más. Desde el club negaban una salida, desde los medios lo mataban y Diego declaraba, enojado, que el era jugador del club: “Yo entreno y cuando Ferlaino juege, juego. Él es mi jefe”, soltaba determinante. Un coctel implacable.

Según cuenta el propio Maradona en el documental “Diego Maradona”; estaba desencajado con esta situación y eso lo llevó a tomar algunos hábitos que no corresponden con la vida de un jugador; como salir de noche a tomar alcohol y consumir drogas. Una situación que se fue extendiendo a medida que pasaban los meses.

Mientras tanto, llegaba el Mundial de Italia con los napolitanos divididos entre los que seguían amándolo y los que estaban enojados. Pero la semifinal, donde Diego insulta a la tribuna por chiflar el himno argentino, fue la gota que rebalsó el vaso y se rompió la relación.

Tras el Mundial que termina con la coronación de Alemania y el subcampeonato de Argentina, la gente le había soltado la mano a Maradona. Incluso una encuesta que realizó un popular medio italiano lo dio a Diego como la persona más odiada del país. Un dato totalmente insólito pero real.

Foto: Captura

En lo futbolístico la vida que llevaba Diego no era notoria ya que seguía demostrando que era el mejor del mundo e incluso gana la Supercopa Italia ante la Juventus. Sin embargo, durante el segundo semestre de la temporada, más precisamente el 25 de marzo, daría positivo en el antidoping del partido con el Bari por cocaína.

El mundo quedo conmocionado por este hecho: quince meses de suspensión para Maradona. Sin embargo, el entorno del 10 sabía que esto era posible, que estaba al caer. Y no es casualidad, que haya sucedido en un momento muy frágil para la vida de Diego.

Mil cosas pueden haber pasado en la cabeza de Maradona, pero lo que es un hecho es que la decadencia de los actos de Diego coincide plenamente con la negativa del Napoli de darle la libertad de seguir con su vida y cambiar de aire. Algo que no es casualidad, de ninguna manera.