Por la cuarta fecha de la presente temporada de la Liga Profesional de Fútbol de Argentina, Platense y Boca Juniors salieron al campo de juego del Estadio Ciudad de Vicente López con el objetivo en común de sumar una victoria realmente importante para escalar en la tabla de posiciones del mencionado certamen doméstico.

Sin embargo, más allá de las cuestiones futbolísticas y de las aproximaciones de ambos conjuntos, el protagonismo a lo largo del primer tiempo lo tuvo el arbitraje. Es que, con Nicolás Ramírez a la cabeza y un VAR que brilló por su ausencia, el mismo fue absolutamente negativo, omitiendo sanciones muy evidentes.

En primera instancia, Ramírez no cobró penal por un agarrón descomunal de Marcos Rojo dentro del área de Boca. Para colmo, el experimentado defensor central de los comandados estratégicamente por Diego Martínez ya tenía amarilla, por lo que debió ser expulsado. Eso sí: un rato más tarde terminó viendo la roja.

Pero, como si esto fuese poco, instantes antes de que llegue el descanso en la cancha del Calamar, otra jugada muy clara no fue castigada debidamente. Sucede que Kevin Zenón, uno de los nombres propios más importantes que tiene Boca dentro de su plantel profesional, le aplicó un certero codazo a Ignacio Vázquez, defensor de Platense.

Naturalmente, el zaguero de los anfitriones quedó tendido en el suelo con mucho dolor, pero no solamente el árbitro principal Ramírez no expulsó al volante del Xeneize sino que el VAR, con Mauro Vigliano como primera autoridad, no intervino ni llamó al juez para que tome una decisión contundente sobre esta acción.

Como consecuencia de esta situación, el ánimo quedó muy caldeado en el estadio, con toda la delegación local y con sus propios hinchas protestando de forma repetida ante una serie de decisiones arbitrales muy equivocadas tanto de Ramírez como de los responsables de la tecnología.