Era agosto de 1999. México vivía una dualidad de emociones encontradas en cuestión informativa. Por un lado, la noticia del asesinato de Paco Stanley dos meses atrás continuaba como contenido estelar de noticieros debido a las investigaciones. Por el otro, el suceso más importante del momento fue el triunfo de la Selección Nacional 4-3 sobre Brasil para conquistar la Copa Confederaciones.

En materia deportiva, a nivel local, Toluca y Atlas eran los protagonistas de análisis, debates, resúmenes y contenidos. Mientras tanto, en el panorama internacional, Manchester United era el tema de conversación entre futboleros debido a la épica remontada en un par de minutos durante el tiempo de compensación frente a Bayern Múnich en Champions League.

 

Pero el 14 de ese mes todo cambió en los espacios informativos y medios de comunicación, principalmente deportivos. En Francia, con 20 años de edad, Rafael Márquez debutó como titular con Mónaco en la goleada de 4-0 contra Bastia. Jugó los 90 minutos y fue amonestado, sin embargo, respondió con creces a la confianza que le tuvo el entrenador Claude Puel para ayudar a mantener en cero el arco protegido por Fabian Barthez. 

Después de Hugo Sánchez ningún otro futbolista mexicano había conciliado criterios y generar empatía para desearle éxito en el extranjero hasta que apareció Márquez. Con la estrella de haber integrado el plantel tricolor que obtuvo el tercer lugar en Copa América y la Copa Confederaciones, además del talento que poseía para contribuir a una época en que Atlas era sinónimo de buen futbol, Rafa había llegado a Europa con todas las cartas para demostrar que no iba a quedar en un simple intento.

 

Aquel agosto el rumbo de su carrera futbolística se encaminó al éxito. Contrario a lo que se pensaba en ese entonces, no había fichado con un club cualquiera; Mónaco poseía una plantilla equilibrada de excelente nivel para competirle al que se le pusiera enfrente. Eso fue demostrándose paulatinamente al grado de consolidarse como campeón de la Ligue 1 y clasificar a Liga de Campeones.

Así, el 14 de agosto de 1999 fue especial. A partir de ese instante, la noticia de cada semana fue un capítulo más del ascenso de Rafael Márquez en su trayectoria fuera de México. El resto, como bien se sabe, es historia.