Desde que llegó a Monterrey en 2016, Celso Ortíz fue de menor a mayor. Tal así que hoy en día es uno de los jugadores más importantes que está en el plantel profesional que dirige Antonio Mohamed. De hecho, ese reconocimiento le permitió ser vinculado con buenos equipos del Viejo Continente.

 

Hace algunas semanas, en diálogo con un medio de Paraguay, su representante Pedro Aldave encendió la luz de alarma: "Sabemos que rindió muy bien. Jugó todos los partidos y fue campeón, pero ahora hay interés de un equipo grande de Turquía y no sabemos lo que puede llegar a pasar".

Con el correr de los días esa versión fue quedando en el olvido. Pero cuando inicie el mercado de pases de verano, o en su defecto el del invierno, volverá a circular la información porque el centrocampista guaraní es uno de los mejores que hay en su posición en toda la Liga MX, y será inevitable retenerlo.

Por lo pronto, los aficionados de La Pandilla deberán quedarse tranquilos porque Ortíz dejó una muestra de cariño, literalmente imborrable, al hacerse un tatuaje sobre su estadía en México. ¿Sobre las copas que ganó? No, nada de eso, se dibujó en su piel una imagen del Cerro de la Silla.

 

 

Ahora el elemento paraguayo llevará por siempre un símbolo de la ciudad en la que está hace cuatro años. ¿Lograrán convencerlo de continuar con Rayados? Será un trabajo para la directiva de Duilio Davino.