Es normal que los arqueros vayan al campo de juego para hacer la entrada en calor, y este partido no iba a ser la excepción.
El problema surgió cuando Marcelo Barovero se disponía a ingresar para realizar los movimiento precompetitivos y no pudo hacerlo por una curiosa razón.
Sucedió que cuando el portero estaba al borde de la cancha, se encendieron los aspersores para mojar el césped antes del encuentro.
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Así fue como el argentino quedó mirando un rato como la cancha era regada y no parecía estar del todo contento.
¿Fue una acción producto de la casualidad o fue algo premeditado para incomodar a la visita?