Hasta hace dos décadas, la inagotable cantera de enormes campeones de atletismo que tuvo (y tiene hoy) Kenia no se detenía y parecía que nada ni nadie podría detenerla. Pero, de repente, un ruido tenue empezó a evidenciarse cada vez de manera más profunda. El doping arribó a la denominada Meca del Atletismo mundial y el goteo de casos se hizo permanente. Un problema que llevó a World Athletics (WA) a ponerle suma atención.
“El desafío en Kenia es difícil y caótico”, dijo Sebastián Coe, presidente de WA, en la última reunión del Consejo Mundial del ente, en Roma. De esa manera sintetizó la compleja situación que atraviesa la cuna de los mejores fondistas del mundo.
PRESIDENT RUTO: WE WILL END DOPING Kenya will not spare any efforts in the fight against doping. President @WilliamsRuto said the Government will go an extra mile in protecting the integrity of athletics.
Sin dudas, los casos de dopaje golpean como nunca antes a la potencia africana. Con más de 60 atletas sancionados, muchos durante 2022 (29 casos), el doping se convirtió en una cuestión de estado para Kenia. Así lo definió William Ruto, presidente de Kenia electo en agosto de 2022, tras recibir a Coe en la Casa de Gobierno keniana.
They pledged to work together in creating the right frameworks for athletes to succeed. “We will collaborate with partners, sportsmen and their contacts to tackle doping that threatens our heritage,” said President Ruto.
“No escatimará sus esfuerzos en la lucha contra el dopaje. Colaboraremos con socios, deportistas y sus contactos para luchar contra el dopaje, que está amenazando nuestro patrimonio”, dijo Ruto, de origen kalenjin, una de las etnias que más y mejores fondistas forjó. Entre ellos, Eliud Kipchoge, el mejor maratonista de todos los tiempos y actual recordista mundial (2h01m09s).
Para Coe, “no hay evidencia de que esto sea patrocinado o asegurado” por el gobierno. En este contexto, el 2023 comenzó con una reunión clave en Nairobi, la capital keniana.
De esta junta, Ruto aseguró que el Gobierno de Kenia dispondrá de 3.700 millones de kenyan shillings (unos 26 millones de dólares) para desarrollar programas antidopaje durante el próximo lustro.
“El camino será largo, no hay que engañarse, no se resolverá de la noche a la mañana”, afirmó Coe en una conferencia de prensa junto con el ministro de Deportes, Ababu Namwamba, quien cuando asumió el cargo en noviembre pasado admitió “la crisis de dopajes” que atraviesa Kenia y habló de “criminalizar el dopaje”.
Si bien los casos de dopaje crecen, al interior de Kenia, por caso en Iten, la denominada Casa de los Campeones, el dopaje genera mucha vergüenza entre quienes corren. No los aíslan, pero quienes son “cazados” con estimulantes son mirados de reojo y con desdén.
En una entrevista a BBC Sport Africa, Namwamba contó: “La Ley Antidopaje de Kenia de 2016 no está, en mi opinión, lo suficientemente cargada para enfrentar este desafío con la fuerza requerida. Nuestras investigaciones iniciales son que existe un sindicato clandestino muy complejo. Involucra a agentes, entrenadores y médicos, por lo que se necesitará desplegar múltiples instrumentos para desmantelar ese sindicato”. Y fue más allá: “Creo que debemos criminalizar el dopaje y elevar el manejo de sustancias dopantes al mismo nivel que los narcóticos. Entonces, de la misma manera que tratamos a los narcotraficantes, debemos tratar a quienes se dedican a esta práctica”.
Lo saben, como un reguero interminable, el atletismo de Kenia vive momentos de zozobra. Y deben cortar cuanto antes este goteo permanente que ya tiene ribetes de tempestad.