El fin de semana, Barcelona había jugado su mejor partido en la era Quique Setién y goleado al Villarreal por 4-1. Tal actuación generó mucha expectativa. No obstante, no fue cumplida este miércoles.

El derbi catalán ante Espanyol, que marcha último en la tabla de posiciones y necesita un milagro para no descender, el conjunto azulgrana volvió a jugar mal.

Con un rival muy replegado atrás, que antes del entretiempo pudo haber abierto el marcador de no ser por el palo izquierdo de Marc-André ter Stegen, al Barcelona le costó y mucho.

En el comienzo del segundo tiempo, Ansu Fati, quien recién había ingresado por Nelson Semedo, se fue expulsado con roja directa. A los tres minutos, Pol Lozano vio el mismo desenlace. 

Diez contra diez le calzó mejor al Barcelona, que a los minutos abrió el marcador de los de Luis Suárez. Igualmente, después del gol no se le cayó una idea al dueño de casa.

Así, el local ganó con lo justo y se salvó en varias oportunidades del empate del Espanyol, que hoy oficializó su descenso.