James Rodríguez buscaba una revancha y el azar hizo lo suyo. Ante la incertidumbre de saber si Real Madrid y Bayern Múnich podrían cruzarse en la final, el sorteo los emparejó en semifinales y aseguró el duelo.

El enganche tendrá una cita de lujo el Día Mundial del Trabajador. El martes 1 de mayo, su equipo visitará al club dueño de su pase por el partido de vuelta que definirá al primer finalista de la Champions League.

 

Con un agridulce último recuerdo como jugador del Merengue -se fue antes del Millennium Stadium de Cardiff tras no ingresar en la final ante Juventus- el colombiano volverá al estadio que tantas veces lo aplaudió y en el que todavía conservan la fe de volverlo a ver vestido de blanco.

James lo tiene claro: es la oportunidad perfecta para dejar claro que, pese a la superpoblación de mediocampistas, dejarlo marchar a un equipo de la talla del Bayern Munich fue un error gravísimo. A partir de hoy, comenzó el desvelo: el 10 solo sueña con ser el líder de la revolución alemana en el Bernabéu.