Regios suelen discutir hasta la fecha cuál personalidad reunió más gente en un evento masivo dentro de Monterrey. Algunos dicen que fue el Papa Juan Pablo II en 1979 con la presencia de 300 mil asistentes. Otros argumentan que fue Rigo Tovar en 1981 con 350 mil personas en el Río Santa Catarina; versiones periodísticas informan que incluso fueron 400 mil.
El hecho de que el ídolo de la música tropical atrajera un aforo superior a 300 mil personas habla del impacto que tuvo entre la sociedad mexicana amante de los bailes durante las décadas de los setenta y ochenta. El fenómeno de curar las heridas del desamor a través del baile y las canciones de Rigo primero se encumbró en el norte de México, posteriormente en el resto del país.
ver también
Cuando México le ganó a Alemania en la ficción
Sin embargo, sus éxitos y el amor que destilaba su figura para sus fans no encontraron cobijo en los deportes, lo que sí ocurrió con la música vernácula en el box, o ritmos tropicales como el Chiquitibum en el futbol, específicamente en México ‘86. Pero, ¿era necesario que las canciones de Rigo incursionaran en el ámbito deportivo?
Hacerlo o no pudo ser intrascendente porque músico y deportes no se necesitaban entre sí, pero a partir de Francia ‘98 se abrió una puerta de mutuo recibimiento; el futbol se presentó como una oportunidad de rescate cultural y popular de tradiciones mexicanas a partir de los aficionados que viajaron para apoyar a la selección nacional.
Desde entonces, en cada Copa del Mundo, la afición mexicana invade al país anfitrión entre sombreros charros, máscaras de luchadores, sarapes y música. Mientras que en los estadios se adoptó por unanimidad entonar Cielito lindo como canto colectivo de festividad, fuera de ellos los ritmos y géneros se distribuyen según el estado de origen de cada connacional.
Quen Pompo, de Chico Che, Perfume de gardenias, de La Sonora Santanera, La puerta negra, de Los Tigres del Norte, La Chona, de Los Tucanes de Tijuana y Sergio el bailador, de Bronco, son canciones de la música popular que se han escuchado en Francia, Corea del Sur, Japón, Alemania, Sudáfrica y Brasil, ya sea para festejar a nivel grupal los triunfos de México, o bien para pasarla bien en tierras extranjeras.
¿YRigo? Fue hasta Rusia 2018 cuando aficionados mexicanos incluyeron en el acervo del júbilo al cantante que nació para hacer del desamor un motivo para bailar. Lo hicieron durante sus traslados de un lugar a otro logrando que choferes rusos proclamaran en español la máxima que caracteriza al culto por el ídolo tropical: “Rigo es amor”.
Al compás de El músico chiflado, con versos como “me recordarás porque fui tu amor”, gracias a aficionados que lo rescataron del olvido en las coloridas invasiones mundialistas, Rigo Tovar trascendió fronteras. Y en Rusia se supo que Rigo es amor.
ver también
El único jugador de Gales que tenía futbol en el ‘58 contra México