Sin Messi y sin Neymar, el equipo culé derrotó 3-0 a Guangzhou Evergrande con un Hattrick de Luis Suárez, el único sobreviviente del tridente. El domingo enfrenta a River en la final del Mundial de Clubes, también en Yokohama.
Barcelona empezó incómodo el partido, con la inseguridad propia de la ausencia de dos de sus futbolistas más importantes. En los primeros minutos, Guangzhou lo encontró mal parado pero no tuvo el picante necesario para generarle mayor peligro y Bravo sólo tuvo que exigirse en una jugada.
El primer gol de Suárez llegó cuando en el partido no pasaba nada. El pistolero aprovechó un rebote largo del portero tras remate de Rakitic y empezó a domar al rebelde equipo chino.
Ya en el complemento, el uruguayo se decidió a armar su show, para que los hinchas japoneses que pagaron sus entradas para ver a Messi y Neymar no se fueran del estadio defraudados. Iniesta fue el mejor socio, con una asistencia para sacarse el sombrero, y Suárez anotó su doblete con una definición de alta categoría.
Con el Guangzhou ya rendido en el campo, el árbitro salvadoreño cobró un penal polémico y Suárez lo cambió por gol, para convertirse en el primer jugador en marcar un hattrick en la historia del Mundial de Clubes y definir un partido que lleva al Barcelona a la final del Mundial de Clubes. Allí espera River, después de hoy, un poco más nervioso.
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