Janny Sikazwe, árbitro que dirigió la final del Mundial de Clubes entre Real Madrid y Kashima Antlers, explicó que existió un error de comunicación con su asistente en la jugada en la que el zaguero español debió haber visto su segunda tarjeta amarilla.
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Real Madrid fue un merecido campeón pese a los esfuerzos de su rival japonés. Sin embargo, una jugada en particular arrojó un manto de oscuridad sobre la transparencia que FIFA busca dar al fútbol.
Sobre el final de los 90 minutos reglamentarios, Sikazwe estuvo a punto de mostrar a Sergio Ramos su segunda tarjeta amarilla tras una infracción, pero pareció arrepentirse al tomar conciencia de las consecuencias.
El árbitro oriundo de Zambia explicó días después que lo sucedido fue producto de un error de comunicación y no algo meditado: “No fue más que una falta de comunicación con el asistente. Me marcó la falta y me dijo por el auricular que no era para amarilla. Yo entendí al revés, por eso casi se la muestro”.
Pero la explicación de Sikazwe no parece aclarar demasiado las circunstancias que rodearon a la jugada más polémica de la final.
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