Muchos lo pedían, y él apareció. Lionel Messi bajó de la mejor forma posible la asistencia que le propinó Éver Banega, uno de sus mejores socios dentro de la cancha.

Argentina era más y empujaba, pero no le alcanzaba. Messi, más participativo que en otras oportunidades, estaba activo y buscaba constantemente el balón. A los 14′, todas las ambiciones de Argentina se concretaron.

Banega, con una asistencia cruzada por encima de la defensa de Nigeria, asistió a La Pulga. El hombre del Barcelona, en primera instancia, controló la pelota con su cuádriceps izquierdo. Acto seguido, Messiterminó de enderezar la jugada a su favor empujando suavemente el esférico con el empeine de su pierna hábil. El resto ya es historia.