Llegó el 15 de julio y el Mundial de Rusia conocerá a su campeón dentro de un par de horas. El el Estadio Luzhniki de Moscú, las selecciones de Francia y de Croacia definirán el título más importante que tiene el fútbol.

Las dos selecciones europeas llegaron a la Copa del Mundo después de atravesar procesos muy diferentes, para probar que cualquier camino puede conducir al éxito y la gloria.

Francia alza la bandera de la continuidad, con Didier Deschamps como conductor y encargado de amalgamar una seleccionado de las más variadas raíces, que pasó por la desilusión de perder hace dos años la final de la Eurocopa en su tierra y que no sufrió apuros en las Eliminatorias clasificatorias al Mundial.

Croacia tuvo que improvisar justo antes del repechaje, tras el empate en las Eliminatorias ante Finlandia que la relegó al segundo lugar de su grupo, por debajo de Islandia. La Federación decidió echar a Ante Cacic y designar a Zlatko Dalic, con el visto bueno de Luka Modric, como nuevo entrenador.

Los franceses comenzaron a mostrar su mejor versión en la fase de playoffs, donde derrotó con autoridad a Argentina y Uruguay; además de ser merecido ganador del duelo de semifinales ante Bélgica. Los croatas, en cambio, lucieron mejor en la fase de grupos y ya en playoffs han ganado siempre valiéndose de los penales o el tiempo extra, sumando en total de minutos un partido más que el que será su último rival en la competencia.

Para dirigir la gran final del Mundial de Rusia, FIFA designó al árbitro argentino Nelson Pitana, quien tendrá como asistentes a sus compatriotas Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti; mientras que el holandés Bjorn Kuipers oficiará como cuarto árbitro.