Mientras espera por la resolución de la justicia, Dani Alves lleva ya más de una semana detenido en la prisión de Brians 2, Barcelona, acusado de agredir sexualmente a una joven de 23 años en una discoteca catalana. El futbolista brasileño vive horas difíciles pero al menos pudo pasar un tiempo haciendo lo que más le gusta: jugar a la pelota.
Los reclusos de Brians 2 pedían jugar un partido de futbol junto a Dani Alves y según informó el diario La Vanguardia, el brasileño finalmente accedió. Su último encuentro oficial fue el pasado 8 de enero, en la victoria de Pumas UNAM 2-1 sobre Juárez, donde colaboró con una asistencia.
Asimismo, el jugador con más títulos en la historia se reencontró con un viejo conocido. Se trata de un sujeto apodado Coutinho, quien fue ubicado como su compañero de celda y trabajó en el pasado como guardaespaldas de Ronaldinho. El mismo formó parte de su equipo dentro de la prisión.
Enojo en los demás presidiarios
La llegada de Dani Alves a Brians 2 revolucionó el centro penitenciario pero no siempre por los deseos de conocerlo. Según La Vanguardia, hacia el interior de la prisión también hay enojo por el trato diferencial que tiene Dani Alves, quien al parecer tiene permitidas las visitas por fuera de los días normalmente establecidos, los cuales deben ser respetados sin más por los demás presos.