A medida que se aproxima el trascendental choque de octavos de final de la Copa Libertadores, la atmósfera en Palmeiras no solo se carga con la expectativa de enfrentar a Universitario de Deportes, sino también con una creciente inquietud por el estado del césped sintético del Allianz Parque. El director técnico Abel Ferreira, un estratega meticuloso conocido por su atención a los detalles, ha expresado reiteradamente que esta situación podría mermar significativamente el estilo de juego característico de su equipo.
Palmeiras envuelto en un gran problema
La crítica de Ferreira no es nueva ni aislada. El entrenador portugués ha señalado abiertamente que la constante programación de eventos y conciertos extradeportivos en el estadio, si bien son lucrativos para la administración, impiden un mantenimiento adecuado y consistente del campo. “El campo está muy malo”, ha declarado el técnico en diversas ocasiones, lamentando que, a pesar de los esfuerzos y las inversiones, la situación no mejore de forma sustancial.
A principios de este año, se realizaron obras importantes en la superficie, incluyendo la instalación de un nuevo material de corcho importado de Portugal, diseñado para mejorar la resistencia y las propiedades del campo. Sin embargo, las quejas persisten, evidenciando problemas estructurales más profundos en la gestión y el mantenimiento del césped que van más allá de una simple renovación de materiales. La prioridad de eventos sobre el deporte parece ser un conflicto irresoluble para el club.
Universitario podría soñar un poco
El Palmeiras de Abel Ferreira se distingue por un estilo de juego dinámico y fluido, basado en la velocidad, los toques rápidos y las transiciones vertiginosas. Esta filosofía requiere de un campo en condiciones óptimas para su plena ejecución. Un césped irregular, pegajoso o en mal estado, como el del Allianz Parque, dificulta drásticamente el control del balón, la precisión en los pases y la aceleración de los jugadores, elementos cardinales en la estrategia del estratega luso. La pelota no rueda con la misma fluidez, los pases rasos pierden tensión y los regates se vuelven más complejos, afectando directamente la capacidad del equipo para desequilibrar a sus rivales y generar ocasiones de gol.

Abel Ferreira enojado en Palmeiras. (Photo by Alexandre Schneider/Getty Images)
Paradójicamente, esta problemática interna en Palmeiras podría transformarse en una ventaja inesperada para Universitario de Deportes. Los pupilos de Jorge Fossati, quienes viajarán a suelo brasileño con la firme intención de dar el batacazo y avanzar a la siguiente fase, podrían encontrar en las condiciones del campo un aliado insospechado. Un césped deficiente tiende a nivelar las condiciones de juego, restando una de las principales armas al potente ataque de Palmeiras y abriendo la puerta a un partido más disputado y físico. En un escenario donde la técnica y la velocidad se ven limitadas, la garra, la estrategia defensiva, el orden táctico y la capacidad de lucha que caracterizan a la “U” podrían brillar con luz propia, aumentando sus posibilidades de obtener un resultado positivo.

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