En las ardientes calles de Moyobamba, donde el sol cae a plomo y la vida enseña a resistir desde niño, José Ochoa aprendió su primera gran lección. No fue dentro de una jaula de UFC ni en un gimnasio famoso. Fue de su padre, que con la sabiduría de quienes se han forjado en el esfuerzo, le dijo una frase que se le quedó tatuada en el alma: “Para que no te roben una pelea, tienes que noquear”.
Y José lo entendió. Noquear no es solo vencer: es dejar en claro quién ha ganado con un solo golpe y, además, demostrar que eres el mejor sin ningún tipo de duda. Hoy, a sus 24 años, este muchacho del interior del Perú está en Abu Dhabi, frente al mayor reto de su corta, pero fulminante carrera en UFC: enfrentar al peligroso Asu Almabayev, el número 9 del mundo en el peso mosca.
“Estoy listo para noquear. Y si tengo que guerrear los quince minutos, también estoy preparado al 100%”, confiesa con una sonrisa segura en una charla exclusiva con Bolavip Perú. “Él cree que va a imponer su juego, pero no sabe lo que se viene. Voy a dar una guerra en el octágono este sábado”. Ahí, donde el lujo acaricia los rascacielos y la modernidad lo envuelve todo, José Ochoa promete esfuerzo, corazón y gloria.

José Ochoa celebrando su triunfo ante Cody Durden. (Foto: UFC)
Pero esto va más allá de los rankings. Esta pelea es personal. Es familiar. Es patriótica. José no pudo ver a su pequeña hija antes de viajar. Tampoco la abrazará en Fiestas Patrias. Pero le hizo una promesa: que su regalo será inmenso. Que el Perú entero celebrará con ella.
“Mi hijita iba a viajar a Brasil para verme, pero tuvimos que postergarlo. Fue duro. Pero fue una decisión valiente. Porque esta pelea me va a llevar al top. Y con eso voy a lograr que ella y mi esposa vengan a vivir conmigo a Brasil. Tomé ese riesgo para poder decirle que me espere y que lo mejor del mundo está por venir”, auguró.

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José Ochoa vive en Sao Paulo, entrena en el legendario gimnasio Chute Boxe y comparte sesiones con figuras como Charles Oliveira. Pero su motor está lejos de ahí: está en Moyobamba, en las risas de su hija, en los abrazos postergados de su esposa y en la promesa de un futuro mejor.
“Me visualizo como el primer campeón peruano de UFC”, dice con la mirada fija y al frente. “Sé que mi momento va a llegar, y este sábado voy a dar el primer paso. Estoy convencido de que algún día tendré ese cinturón en mis manos”. Hay hombres que nacen para pelear. Y hay otros que nacen para hacer historia cuando pelean.

José Ochoa con su esposa e hija en Sao Paulo. (Foto: Instagram José Ochoa)
La pelea de este sábado 26 de julio puede marcar un antes y un después en su carrera, y en la historia del deporte peruano. Nunca, jamás, un peleador peruano ha alcanzado el top 10 del ranking UFC. José está a un golpe de romper esa barrera. Y lo quiere hacer a lo grande: noqueando.
Mientras medio Perú desfila con bandas y estandartes, José se juega la vida a puño limpio. Mientras en Lima retumban los tambores de Fiestas Patrias, en Abu Dhabi retumbará la campana del octágono. Porque esta vez, el regalo a la patria no vendrá envuelto en cintas: vendrá con guantes, con coraje y con sudor. “Estoy seguro de que voy a dar una alegría inmensa al Perú. Entrar al top 10 será un orgullo para todos. Vamos a celebrar unas Fiestas Patrias inolvidables”. Por su hija, por su padre, por Moyobamba y por el Perú, José Ochoa va por el nocaut de su vida.

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