Ben Simmons terminó en una posición sumamente incómoda durante la tarde de ayer. Y es que, mientras transmitía en vivo un partido de Call of Duty, terminó pidiendo de forma "accidental" un refuerzo para sus Philadelphia 76ers: nada más y nada menos que a Devin Booker de los Phoenix Suns.

 

"Desaría que Book venga a Philadelphia", comentó el australiano. Al notar su error, aseveró que simplemente estaba leyendo los comentarios de aquellos que observaban la transmisión, algo que no se puede comprobar y presumiblemente para evitar ser sancionado por el comité disciplinario de la NBA.

Es bien sabido que Booker es uno de los jóvenes más talentosos de la NBA, un anotador vertiginoso que caería como anillo al dedo a unos Sixers con muchos problemas de espacio. Además, sus Suns no han sido competitivos a lo largo de toda su carrera en la liga, por lo cual vería con buenos ojos un cambio de ambiente.

Desde hace años se ha especulado que Booker podría ser la próxima estrella joven en forzar su salida de un mercado pequeño, teniendo en cuenta que su talento se está despericiando en el desierto de Arizona. No obstante, Simmons podría ser multado por tratar de interferir con su relación laboral con su equipo, incluso si fue "por accidente".

 

 

Antes de la suspensión de la temporada, Booker estaba promediando 26.1 puntos, 4.2 rebotes, 6.6 asistencias, y 2.0 triples por partido en 48% de campo, 36% de triple y 91% desde la línea de tiros libres. Por eso, incluso si este quisiera cambiar de equipo, no sería nada sencillo - o barato - convencer a los Suns de dejarlo ir.