El marcador no era positivo y a falta de 20 minutos Didier Drogbase iba a hacer cargo de patear un córner para que su equipo, los Phoenix Rising, vaya en busca de la remontada. Pero antes había un tema más importante que atender: el marfileño sació su sed con una botella de agua que le entregaron unos chicos que estaban justo al lado del banderín.
Al instante, tiró la pelota al área y un compañero de cabeza sentenció el 3-3. El ex Chelsease dio media vuelta y fue a festejar con quienes le habían dado supuestamente “súper poderes” para mandar ese centro perfecto.
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+ El 4-3 de penal para cerrar el partido: