Los sucesos que están ocurriendo en Estados Unidos están reavivando, dentro del mundillo de la NFL, el famoso caso de Colin Kaepernick. El exjugador de la liga, retirado por culpa de ella, fue uno de los pocos en protestar contra la brutalidad policial a causa del racismo, siendo eliminado de la lista de los equipos. 

El curriculum de Kaepernick tiene, en su mayor logro, el poder jugar un Super Bowl con San Francisco 49ers, una instancia que no es para cualquiera. No obstante, cuando se convirtió en agente libre en el 2017 ningún equipo lo firmó, aunque recientemente un entrenador confesó en querer ficharlo. 

Hue Jackson, quien fuera el estratega de Cleveland Brown hace tres temporadas, reconoció en ESPN que su deseo era tenerlo en su equipo: "Lo quería. No sé qué tan cerca estuvo, pero no fue rechazado desde el principio". 

¿Qué hicieron los Browns entonces? Escogieron en el puesto 52 del Draft del 2017 al mariscal de campo Deshone Kizer. El resultado fue desastroso: no ganaron ningún juego aquella temporada, con un récord inolvidable de 0-16. 

La razón no fue únicamente de pensamientos, sino más bien económicos, ya que algunos gerentes generales confesaron que el equipo que se haga con Kaepernick estaba destinado a perder el 20% de los abonados totales.