Carlos Lobatón sacó una vez más a relucir su mágica pegada y clavó un golazo en la altura de Cusco, en el empate 2-2 entre Cienciano y su Sporting Cristal.
Es un don. Podrán entrenar, entrenar y entrenar, mañana y tarde, quince turnos, pero difícilmente pueda alguien impactar el balón como el Maestro de Cristal.
No compite ni compitió jamás por un lugar entre los mejores futbolistas del mundo, pero su pegada es mágica y sus goles, bautizados con poco ingenio y mucho entusiasmo como “Lobagolazos”, recorren el mundo.
En el empate de Sporting Cristal en su visita a Cienciano en la altura de Cusco, Loba dio una nueva lección con un remate desde más de 35 metros que se clavó en el ángulo.
Fue el inicio de la recuperación de los suyos en un partido que los tenía dos goles abajo y que finalizó empatado. Pero fue, sobre todo, una pieza de colección.
+Magia
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