Ni siquiera el fanático más fiel de los Washington Nationals se imaginó que, después de dejar ir a Bryce Harper y con el pésimo arranque de temporada que tuvieron, se coronarían en la Serie Mundial algunos meses después.
Los Nationals se impusieron en siete juegos después de arrancar la temporada 19-31, doce partidos por debajo de .500, lo cual representa el título más improbable de la historia de la MLB, con solo el 0.1% de probabilidades.
Para contexto, los Detroit Tigers tenían el mismo récord tras 50 partidos, y terminaron perdiendo 114 compromisos a lo largo de toda la temporada, a diferencia de los 93 triunfos y 69 derrotas de los Nationals.
Asimismo, el equipo capitalino ganó ocho partidos seguidos en condición de visitante, igualando a los míticos New York Yankees de 1996, pero con un diferencial de carreras muy superior de +28.
Esta fue también la primera Serie Mundial en la historia en la que todos los partidos los ganó el visitante, con los Nationals barriendo a los Astros en sus propios predios después de perder todos en casa.
Washington se enfrentó a la eliminación en 5 ocasiones y las superó todas, se coló como comodín, dejó fuera al equipo con el segundo mejor récord de la liga (Dodgers), barrió a los Cardinals y le ganó la Serie Mundial al equipo más ganador del año. Simplemente impresionante.