El protagonista principal de la goleada histórica ante PSG que le dio al Barcelona la clasificación a los cuartos de final de la Champions League tuvo larga noche de festejo.


"Es el mejor partido que he jugado en mi vida", dijo Neymar luego de esos 549 segundos previos al final del partido donde no existieron ni Messis ni Cristianos y él fue el mejor del mundo.

Cómo no iba a permitirse entonces la celebración, si para el brasileño el fútbol siempre ha sido un festejo, un ritual de felicidad.

Cómo no iba a recibir el permiso de Luis Enrique para salir con amigos y familiares, si todos en Barcelona le deben un poquito a Ney por seguir vivos en la Champions.

Y Ney, que de celebraciones entiende tanto como de fútbol, se mandó un fiestón al que ni el piloto Lewis Hamilton quiso faltar. ¡Un crack!