Todos los futboleros tienen cábalas. Algunos, tienen la buena fortuna de ocupar cargos que les den el privilegio de vivir de cerca el fútbol de élite.

 

Jorge Sampaoli es uno de esos afortunados. Enfermo del fútbol, según lo describen, antes de ser uno de los mejores entrenadores del mundo, supo ser fanático de la Selección argentina, a la que hoy dirige.

Sin embargo, el DT confesó en una conferencia de prensa con un auspiciante de la albiceleste que dejó sin cumplir una promesa que hizo en la previa del Mundial de México 1986 que ganó la Argentina. 

"Había prometido que teníamos que ir caminando a Rosario. Mi compañero lo hizo, pero yo no. Era muy lejos, como 50 kilómetros", se justificó. ¡Ay, Sampa!