Hoy hablar de fútbol femenino es más sencillo que hace años atrás, cada vez somos más las mujeres que jugamos, que competimos, que amamos este deporte. Hace poco tiempo se difunde que el fútbol femenino tiene una liga y que la mayoría de los clubes están en competencia. Hoy podemos gozar de un fútbol femenino profesional.

La liga comenzó en 1991 cuando la Asociación del Fútbol Argentino decidió organizar torneos para futbolistas. Obviamente hasta el 2012 River y Boca se repartían las copas como si fueran caramelos, siempre fueron los equipos fuertes y campeones. En 2008 se dio un volantazo y lo condujo San Lorenzo. Pero a partir del año 2012 algo cambió: llegó la UAI Urquiza para romper, a su paso, con la racha y la hegemonía. El único chico que le gana a los grandes.

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El equipo se consagró campeón del torneo por primera vez de la mano de Diego Guacci, el flamante entrenador que tiene hoy la Selección Argentina de Fútbol Femenino Sub 15 y Sub 17. Ahí las chicas se hacen llamar “Las Guerreras”. El mismo Guacci fue el encargado de construir el modelo de juego e identidad de la UAI, que siendo una universidad y no un club, trajo a muchas jugadoras del interior del país, dándole la oportunidad de estudiar a la par que cumplían su sueño de jugar a la pelota.

Fue esa combinación y apuesta las que hicieron que hoy las jugadoras sean más competitivas que en cualquier otro club. Ese proyecto fue el punto de partida para que la UAI tenga el presente que tiene, junto a un apoyo institucional y económico que resulta atractivo y seduce a las mejores jugadoras del país.

Educación y fútbol, esos dos pilares fueron los cimientos de una estructura que luego imitaron los grandes, como River, Boca o San Lorenzo. No necesitaron ver pasar a muchos entrenadores para llegar al objetivo, sólo han sido cuatro técnicos desde el inicio de la “actividad” - por suerte ya dejamos atrás el sabor amargo del significado de esta palabra- solo los suficientes para dejar una enseñanza traducida en cinco títulos, dos Libertadores disputadas y un bronce incluído.

Y las Guerreras siguen peleando, no bajan los brazos, se hicieron fuertes jugando fecha sobre fecha sostenidas en la convicción de una idea y el convencimiento del grupo. Varias de sus jugadoras tienen cita con la Selección, hoy son bicampeonas (2018-2019), venciendo a un River casi invicto, en su cancha, con su gente y por goleada. Hoy tienen una nueva chance de volver a representar a la Argentina en un torneo internacional, de volver a jugar la copa, de volver a intentar.