Ya recuperado, sigue de pie para volver a gritar sobre el césped del Taladro. Vuelve en un momento difícil y en su cuarto ciclo toda la ciudad de Banfield sabe que el rey puede tomar el timón y sacar a flote al club que tanto quiere.

De buen ánimo y energía, trabaja para recuperar la confianza de sus jugadores, para activar la mecha y recordar que los días más felices siempre fueron Falcionistas.

No pierde tiempo

Sabe que en este punto tiene que preocuparse por sacar los resultados necesarios, sin detenerse en el “Jogo Bonito”. Se acopla al grupo y lima asperezas heredadas del ciclo anterior, todo en nombre del equipo. La pisa y encara, les habla a todos por igual, a los que juegan y a los que no, fomenta así la competencia sana.

Si miramos al pasado imaginamos (porque no habla mucho de su trabajo) que volverá a ese 4-4-2 que lo caracteriza, tratando de borrar de apoco esa línea extra que dibujaba Crespo con el 4-1-4-1 que planteo en el último tiempo. ¿Fácil? No lo sé, pero aunque cueste, quizás ahora sea lo mejor.  

Aprovecha que debuta de local y eso le beneficia aunque sabe que Talleres arropa y, si puede, te pasa por arriba. Por el momento decide no dar indicios de cómo manejará el barco, sólo se sabe que conserva el cuerpo técnico de siempre, así que entendemos que se confirmaría la hipótesis. 

Prefiere hablar de cómo celebra la vida, hacer chiste y pedir el apoyo de todos. Confía que si logra conservar la energía que le devolvió la salud y potenciarla, puede salvar del descenso a los de Zona Sur. Es una buena e inteligente forma de hacerlo.