El régimen de transferencias de la Liga MX fue la oportunidad de varios para afrontar nuevos desafíos, pero para otros significó el último golpe de un adverso presente.

En el limbo. Así quedaron los futbolistas de la Liga MX que quisieron cambiar de club y no pudieron en el último Draft. Ahora, deberán correr desde muy abajo en sus respectivos clubes o buscar nuevos caminos lejos de ellos.

Uno de los casos más particulares ha sido el de Marc Crosas: Tomás Boy confirmó que no tendrá en cuenta al español, que ni siquiera puede entrenarse en las instalaciones de Cruz Azul. De distinta manera, pero también curioso, es el caso del charrúa Bryan Lozano, quien fue devuelto por Jaguares al América por estar lesionado. Ahora está cerca de recalar en Nacional de Montevideo.

En Pumas ya son dos los que no encontran lugar ni en la Liga de Ascenso: David Izazola eligió el retiro y Marco Antonio Palacios, con contrato vigente, está a la deriva.

Omar Bravo, el histórico del Rebaño Sagrado, buscó su salida en el régimen de transferencias pero el destino lo clavó nuevamente en Chivas. También en el club rojiblanco está la situación de Israel Castro, quien no será tenido en cuenta y Matías Almeyda le ofreció el cargo de entrenador de la Sub 20.

Otro charrúa que ha estado en la tormenta de los rumores ha sido el férreo Egidio Arévalo Ríos, quien pasó de Tigres a Jaguares de Chiapas tras una jugosa oferta económica.

Javier Gandolfi, el argentino que pasó por River, no encontró equipo en el Draft y todo indica que pasará de Xolos a Talleres de Córdoba, equipo recién ascendido a la Primera de su país.

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