Con una guitarra entre su equipaje, luego de haber estado en Múnich, hizo escala en Berlín como parte de su viaje de mochilazo por Europa. Después de seis meses sin haber ojeado un periódico debió leer uno para enterarse sobre lo que sucedía en la ciudad y saber por qué había tanto alboroto en las calles. Por fortuna hablaba alemán para entender el idioma.

Supo entonces que llegó justo a tiempo para atestiguar uno de los principales sucesos históricos del siglo XX. “Yo estaba en Berlín el día que abrieron el Muro”, le contó Marcelo Lara a Erick Estrada en un podcast de Cinegarage acerca de la música de David Bowie en el cine. Músico, productor musical y devoto de las hamburguesas, Lara, víctima del destino, estuvo en territorio alemán el 9 de noviembre de 1989 para atestiguarel fin de la Cortina de Hierro.

Pero no era el único mexicano en Alemania para presenciar el suceso. Allí también estaba el futbolista Raúl Paredes, quien quiso ir a tocar puertas en el futbol europeo con Magdeburg, equipo que pertenecía a Alemania Democrática y cuyo principal palmarés era haber derrotado en la final de la Recopa de Europa de la UEFA 2-0 al AC Milan en la temporada 1973-74.

En entrevista exclusiva con Bolavip México, Raúl Paredes comparte cómo se convirtió en el primer jugador mexicano en llegar al futbol alemán y el periodo convulso que le tocó vivir para tantear a la suerte en un nivel competitivo de extremo rigor profesional.

Pregunta. Vas a Magdeburg y la ilusión futbolística se topa con un año crucial para Alemania, ¿es así?

Respuesta. Sí, me toca la caída del Muro de Berlín. Con la reunificación, recuerdo que me impresioné al ver a personas emocionadas por los montones de camiones con productos de otras partes del mundo que llegaban de lo que fue la República Federal a la República Democrática, algo que era inédito. Había también muchísima gente sorprendida al ver un Golf, ya que ellos solamente conocían automóvilesrusos.

P. ¿Tú como extranjero que sentías en ese momento?

R. Fue algo fantástico. Lo primero de lo que tomé conciencia es de que estaba presenciando un suceso histórico, que se trataba de una experiencia que como individuo no puedes negarte a vivirla.

P. ¿En algún instante te hizo cosquillas el síndrome del Jamaicón?

R. No, para nada. Y eso que en aquella época era toda una odisea hablar a México, una auténtica odisea. Era muy difícil que la llamada entrara, te podías tardar una eternidad, pero no me pasó por la mente volver por miedo o porque extrañaba la comida, nada de eso. Además, yo ya había vivido en Alemania y sabía lo que era ser extranjero allá.

P. ¿Cuando fuiste al Schalke 04 en 1988?

R. Desde antes. Durante mi etapa estudiantil, de chico, me fui de intercambio. Así que conocía lo que era estar lejos de la familia, adaptarme a otra cultura, aprender otro idioma, y todo lo que implica ser nuevo en un país.

P. Una duda, por aquello del estigma que persigue a los futbolistas con relación a que no estudian, ¿seguiste tus estudios?

R. Sí. Terminé mi carrera de Comercio Internacional.

P. De esa Alemania dividida que conociste como estudiante a la Alemania unificada que presenciaste, ¿cuál cambio inmediato notaste?

R. Lo que te comentaba del Golf. Me impactó demasiado ver cómo se sorprendían al verlo, era un mundo desconocido. Era como un descubrimiento tecnológico. Para nosotros en México era de lo más normal, pero para ellos era algo increíble.

P. ¿Y cómo es que llegas a Alemania para probarte como futbolista?

R. En 1988 me fui al Schalke 04. Para poder hacerlo, mi representante y yo tuvimos que comprar mi carta a Irapuato, equipo al que pertenecía. En cuanto adquirí mi propia ficha, me di de baja y partí haciaAlemania a hacer lo que ahora es muy común, que es ir a buscar la oportunidad. Schalke 04 me la dio.

P. Además de lo agradable que es encontrar una puerta abierta, en este caso con Schalke 04, ¿con qué te sorprendió el futbol alemán?

R. ¡Con los entrenamientos! Los alemanes son máquinas. Sentía que me moría después de la primera práctica, el cuerpo me dolía horrores. Y así fue por varias semanas, hasta daban ganas de llorar. Fue bastante duro y revelador darme cuenta de que en México entrenábamos a un 30 por ciento de lo que entrenaban en Alemania.

P. ¿En qué lo notaste?

R. Allá los entrenamientos eran intensos. Se trabajaba mucho fuerza y potencia. También eran estrictos con la técnica a velocidad y el balón en movimiento, algo que era muy complicado para mí, porque en el futbol mexicano se empleaba y abusaba de la pausa, además de darle poca atención a la técnica.

P. ¿Y en lo mental?

R. Muy disciplinados, estrictamente disciplinados. De la disciplina partía todo. Eran puntuales, exigentes, perfeccionistas. Tomaban muy en serio hasta el mínimo detalle y si había un error, se trabajaba hasta corregirlo. Los propios jugadores se exigían mucho a sí mismos, lo que es entendible porque querían ser los mejores.

P. De esa adaptación inicial con los entrenamientos en Schalke 04, ¿cómo transitó tu estancia hacia la posibilidad de jugar?

R. Se trató de otro reto, pero yo lo tomé como un gran aprendizaje, es como si me hubiera ido a formar. Difícilmente iba a jugar, la verdad. En primera porque estaba lejos de contar con las condiciones que demandaba el futbol alemán para un elemento de primera división (Bundesliga), y en segunda porque es un futbol donde competía contra tres o cuatro jugadores que eran mejores que yo, además de que ya llevaban tiempo compitiendo en ese nivel.

Raúl Paredes en Magdeburg FC

P. ¿Qué pasó después? ¿Te quedas en Alemania?

R. No. Como sabía que no iba a jugar con Schalke 04, pero había adquirido conocimientos, aparte de mejorar mi condición física, regresé a México para reforzar a Correcaminos, equipo donde anteriormente ya había destacado como goleador. Necesitaba mantenerme activo y mostrarme lo que aprendí durante mi paso por Alemania.

P. Correcaminos, Magdeburg, ¿qué sucede en ese lapso?

R. Nunca perdí contacto con la gente de Alemania, hice buenos amigos allá. Mientras estuve en Tamaulipas hubo un interés de Magdeburg, que en esa época de 1988 y 1989 era un club que incluso clasificó a la Copa UEFA. En 1989 surge la posibilidad de ir y no lo pensé dos veces.

P. Antes de regresar a Alemania, ¿qué sensación te dejó el futbol mexicano luego de haber experimentado de cerca el rigor del futbol alemán?

R. A nivel de cancha, la velocidad. En México se jugaba lento, pausado. Y no es que hubiera jugadores malos. Por el contrario, había futbolistas talentosos para hacer más fluido el juego. Pero los sistemas y tácticas de ese instante así funcionaban.

P. ¿Y la mentalidad?

R. La exigencia.Cito nuevamente los entrenamientos. En México terminabas la práctica, te ibas a casa y ya. En Europa, en cambio, veíasa los jugadores quedarse a ensayar tiros, a practicar jugadas. El futbol, como profesión, se tomaba muy en serio.

P. Vuelves a Magdeburg y…

R. …me toca la caída del Muro de Berlín. No sé por qué, pero ese suceso me dio mucha seguridad. Luego de haber vivido como estudiante, de haberme probado en Schalke 04 y de presenciar el fin de la llamada Cortina de Hierro, sentí que no tenía nada por perder y sí mucho por ganar.

P. ¿Qué ocurrió entonces?

R. Magdeburg me registró para el torneo local, no para la Copa UEFA. Jugué muy poco, casi todo en partidos amistosos y de pretemporada. Pese a que el club me dio contrato por un año, mi futuro era incierto en Europa y yo era joven, tenía 22, 23 años, así quería consolidarme en un equipo de primera división como titular. Eso no lo iba a conseguir allá.

P. ¿Retornaste a México a qué equipo?

R. Con Toros Neza. Lo que son las cosas: fue el club que quiso comprar mi carta, sin embargo, pertenecía a segunda división.

P. ¿Y por qué aceptaste?

R. Porque era un proyecto con la visión de ascender, lo que sí pudimos lograr. Para mí era un equipo fresco, renovado, donde podía desenvolverme con los conocimientos adquiridos en Alemania. Y así fue. Ascendimos y eso me permitió ir a Chivas después.

P. Donde te retiraste a temprana edad, a los 29 años. ¿Por qué?

En una segunda entrega de Bolavip México, Raúl Paredes comparte cómo fue chico prodigio con Zacatepec, el inevitable retiro en una etapa cumbre de su carrera y su actual labor como formador de talentos.