18 de junio de 2011. La fecha, lejana, marca la última vez que Juan Román Riquelme y Martín Palermo, dos de los más grandes ídolos en la historia de Boca, jugaron juntos de manera oficial por última vez. Fue en el empate 2-2 ante Gimnasia y Esgrima de La Plata. Nadie imaginó en ese momento que ese era el final de una dupla letal. Del asistidor y el definidor por excelencia.
La relación entre ambos nunca fue de amistad, vínculo que sí generaron con otros integrantes de esos planteles que lo ganaron todo. Pero cada vez que uno habla del otro, especialmente ahora que ambos llevan años alejados de la práctica profesional del fútbol, el respeto mutuo y la admiración es lo que se impone.
Este sábado, por fin tendrá el reencuentro entre las dos leyendas dentro de una cancha de fútbol. No será en La Bombonera, ni con la camiseta de Boca, pero sí vestidos de azul y amarillo en el partido que el Villarreal de España, donde no llegaron a coincidir, organizó como parte de los festejos de su Centenario.
Muchas horas antes que el Estadio de La Cerámica abriera sus puertas, hinchas Xeneizes comenzaron a congregarse en los alrededores para comenzar a celebrar la oportunidad única de poder ver al Torero y al Titán, a Román y Palermo; haciendo gala de toda esa locura que las cámaras de Planeta Boca Juniors retrataron como “el movimiento popular más grande del mundo”.
“Una representación de lo que es Villarreal son los jugadores argentinos. Creo que la figura máxima está en Riquelme, Palermo. Tenemos una relación fenomenal. Ahora los vamos a ver y los difrutaremos”, dijoFernando Roig Alfonso, presidente de la institución, en relación a ese vínculo que se generó entre El Submarino Amarillo y Boca.