Anda vestido de azul y oro. El destino parece unirlo a esos colores. De chico, cuando llegó a las Inferiores de Boca. Ya ahora, que hace tiempo patea los cuarenta, porque en Tigres de Moreno trabaja con pibes, intentando que -como él lo cuenta en la entrevista con BOLAVIP– los chicos no cometan los mismos errores que él cometió.
A diferencia de muchos otros, Adrián Guillermo no faltó a los entrenamientos, no incumplió con sus tareas de futbolista casi profesional, no optó por la vida fácil. Sus equivocaciones tuvieron más que ver con las decisiones que debió tomar cuando aún era una promesa de crack. Un representante de apellido italiano, una lesión traicionera, un futuro que terminó siendo incierto. Y una nostalgia que todavía se escucha en su voz.
“Me gustaría mucho… Estar en la Inferiores de Boca, en el Infantil, donde sea, pero estar adentro del club. Amo a Boca, mi familia ama a Boca y me crié en Boca, así que me gustaría mucho estar laburando en el club”, dice “Escobillón” con la esperanza de que algún día le suceda.
-¿Guardás recuerdos de Boca? ¿Te quedó algo?
-Tengo pocos. Me hacían mal y me quedaron pocos recuerdos.
-¿Y qué te guardaste? ¿Alguna camiseta?
-Una camiseta, puede ser. Tengo los videos, recortes. Un cuadro puedo llegar a tener. ¿Camisetas? Nada. Se las regalé a mis nenes.
-¿Pensás en algún momento amigarte con ese recuerdo?
-Y puede ser, o capaz que si el día de mañana si llego a entrar al club a trabajar, todo eso se olvida.
Debut y desmayo
A muchos les quedó el recuerdo de su paso por la Primera de Boca, pese a que no llegó ni a una decena de partidos. Fue en aquellos tiempos que los que Carlos Bianchi le dio un espacio a los juveniles que nunca habían tenido y cuando el Virrey los elegía por algo era. Seguro algo tenían. A finales de los 90 se abrió una puerta a las Inferiores y nunca más se cerró. “Después de la llegada de Bianchi cambió mucho eso. Debutaban muchos chicos”, recuerda.
-¿Cómo fue el paso a Primera?
-Yo me acuerdo clarito que hice Cuarta, Reserva, con River en cancha de River la rompí ese día y justo estaba Bianchi mirando el partido y después al lunes que me citó con el plantel y de ahí no largue más la Primera.
-¿Qué te pasó ese día cuando terminó el partido?
-La verdad que las lágrimas… Somos todos bosteros en la familia, mi mamá de Racing nada más y después somos todos de Boca. Una alegría, la verdad, ser de Moreno, humilde y llegar a jugar en la Primera de Boca fue lo más lindo que me pasó.
-Y entraste al vestuario y tenías tus botines… ¿qué tenías?
-Tenía botines, tenía todo. Todo tenía. La verdad que ver a los monstruos, me tocó un plantel de buenas personas y de buenos jugadores.
-¿Quiénes estaban?
-Estaban Córdoba, Abbondanzieri, Bermúdez, Ibarra, Arruabarrena, el Pepe Basualdo, el Chicho Serna, Román, Palermo, la verdad que un equipazo.
-¿Cómo se entra a un vestuario así teniendo 17, 18 años?
-Y, con la cabeza gacha. Yo entré como soy hasta ahora, humilde, entré con la cabeza gacha. El primero que se me acercó a hablar fue el Loco Martín. Me felicitó por estar con el equipo de Primera, un fenómeno. Y después ya iba agarrando confianza, ya me hacían sentir uno más del grupo.
Responde más con el rostro que con las palabras. Es escueto pero se nota que con la mente vuelve a ese momento, al momento en el que tenía el futuro sin escribir. Llegó a Boca a los ocho años gracias a un contacto de su papá que junto con su hermano mellizo habían sido jugadores profesionales. Hizo todo el recorrido junto a otros que también llegaron (y muchos que quedaron en el camino también): Javier Marchant, el Pelado Pérez, Christian Chaco Giménez, Matías Arce, Seba Battaglia…
“Nos hablábamos siempre con el Sapito Marchant, con -que descanse en paz- Alfredo Moreno, que no lo podíamos creer, que de un día para otro estábamos en la pensión de Boca ahí en Casa Amarilla durmiendo y al día siguiente estábamos en la bombonera con 60.000 personas. Una cosa increíble”.
-¿Qué te decía Palermo?
-Siempre aconsejándome para bien, para que entrene con todas las pilas, que llegue temprano al entrenamiento, que a Bianchi no le gustaba que lleguen tarde. Todas esas cosas, siempre para bien, igual que Román (Riquelme) también me hablaba mucho, veía las cosas que hacía Román, impresionante, aprendía mucho todos los días de lo que hacía él.
-¿Cómo eran los entrenamientos con esos muchachos?
-Y era bravo, era bravo. Terminaba con las piernas mal porque yo era atrevido, era pícaro y eso es lo que le gustaba a Bianchi. No le tenía miedo a ni a Ibarra ni a Arruabarrena, y eso es lo que me hizo llegar a debutar en Primera.
Era un chico que estaba cumpliendo un sueño. Estar con sus ídolos. De Moreno a estar en la boca de todos. “Escobillón” le puso el Pepe Basualdo y lo repitió Marcelo Araujo y ya todos empezaron a hablar de él: sus pelos parados recordaban a quien en aquel momento aparecía en la selección de Estados Unidos –Cobi Jones– y hoy se mantiene como el que mayor cantidad de veces la vistió.
“Me acuerdo bien clarito que debuté con Estudiantes de La Plata, entré cinco minutos y mi mamá ese día se desmayó en la tribuna, en la platea, de la emoción, de que el hijo haya llegado a Primera”. Así lo vivieron en su entorno.
La entrevista completa a Adrián Guillermo en BOLAVIP:
La deuda
“Me quedó el no poder haber jugado un tiempo más, más partidos. Y me quedó la espina esa de no poder convertir un gol. Sí tiré mucho centro de gol, pero no hice un gol en la Primera de Boca”, se lamenta. Sí recuerda un centro que terminó en gol de Palermo, ante Talleres, victoria fundamental para que Boca se quede con aquel título en 1998.
“Hablo muy seguido con él, le digo… ‘Te tiré el centro y lo fuiste a abrazar a Carlos y a mí no’, porque se ve la jugada que él lo va a abrazar a Bianchi y yo quedo como pagando, gritando con la tribuna. Se ríe, se ríe. Fenómeno”, dice.
Después de aquel partido jugó de titular otros tres, porque su homónimo Guillermo (Barros Schelotto) estaba lesionado y, con su estilo veloz y encarador como puntero derecho, resultó un muy buen reemplazo. Y hasta se acuerda que corearon su nombre…
“En Boca sí. Tengo los vídeos, que se los muestro a mi nene y no lo puede creer. Pero ahí tengo vídeos, le digo, pruebas. No me creían, no me creían. Aparte, no es que estaba el Mellizo. No estaba. Estaba yo jugando. Contra Independiente, en cancha de Boca”, rememora.
Las fotos de aquel título del 98 inundan sus redes sociales. Está ahí, con sus ídolos, siendo un chico de 18 años. Jugó apenas un rato más al torneo siguiente. “Gracias a los poquitos partidos que jugué en Boca me reconocen por todos lados. Ocho partidos nomás. Lo que tuve de bueno es que esos ocho partidos que tuve anduve bien. Eso es lo que la gente de Boca se acuerda. Y el día del centro a Martín con Talleres que fue un partido decisivo para que Boca logre el campeonato. Y por eso la gente de Boca hasta el día de hoy se acuerda”.
-¿Cuándo te cruzan te reconocen, te preguntan?
-Y la gente grande generalmente se acuerda. El Escobillón con los pelos parados. Si vos hacés un gol en Boca es como si hicieras 100 goles en otro club. Boca es muy grande. En Boca vos jugás dos partidos bien y podés saltar a Europa, a la Selección. Boca es muy grande.
Selección y su lesión
Justamente, esos partidos que jugó lo llevaron a ser considerado por el cuerpo técnico de José Pekerman para un Sub 20. Ya había pasado Malasia 97 y el título del mundo y era el turno del Sudamericano 1999. Adrián Guillermo fue convocado como joven promesa en un equipo que compartía con Gaby Milito, Esteban Cambiasso, Rolfi Montenegro, Luciano Gallletti y Pablo Aimar.
Pero lo que se inició con un título en aquel torneo disputado en Mar del Plata, terminó en una disputa entre Boca y la AFA. “La verdad que en ese Sudamericano tuve la desgracia de lesionarme. Justo había jugado un partido contra Paraguay, había tenido un choque de rodilla. Y al partido siguiente era la semifinal con Brasil. Y yo la quería jugar. Y tenía la rodilla muy inflamada, muy hinchada. En ese tiempo estaba Hugo (Tocalli) y José Pekerman. Y me dijo ‘¿Vos qué querés hacer?’. Y le digo: ‘No, yo quiero jugar’, relata con un tono de voz completamente diferente.
“‘Bueno, a ver, dejame que lo hablamos con el médico y te avisamos’. Bueno, me llevaron a un cuarto, a una camilla y te digo la verdad que me arrepiento de haberlo hecho. Pero bueno, yo era un pibe que quería jugar, estaba con todas las ganas, venía Brasil, semifinal. Pero después de eso caí mucho, porque hasta el día de hoy me duele la rodilla. El médico de la Selección… Yo siempre digo que me cagó la carrera porque me infiltró la rodilla, me metió un líquido y eso me hizo mal porque terminé de jugar y en vez de una rodilla eran tres rodillas. Y de ahí después volví a Boca y ya no era el mismo, ya no me podía recuperar, hasta el día de hoy que me duele la rodilla”.
-¿Cuántas veces en tu cabeza repasaste el momento de la inyección?
-Muchas, muchas. Hace poco me tocó ir al predio de AFA. Y yo no tengo rencor con nadie, pero me dolió mucho que el médico que me hizo eso en la rodilla me de vuelta la cara y no me saludó. Eso me dolió más y ahí me vino de vuelta toda la cabeza. Pero bueno, ya no tengo rencor con nadie.
“¿La verdad? Estoy con bronca. Tengo mucha bronca. No quiero armar polémicas, pero hay algo que tengo que decir: se manejaron mal, porque Boca cedió a La Paglia y a Guillermo en perfectas condiciones y Jorge Batista, el médico del plantel, me dice ahora que no los voy a poder utilizar durante un mes. No entiendo nada… Tampoco entiendo que Adrián Guillermo fuera infiltrado para jugar los dos partidos posteriores al de Brasil y ahora Batista me dice que tampoco estará durante un mes. No sé, pero hubo una mala interpretación. Se agarró el camino equivocado. No estuve allí, pero me da bronca no poder contar con ellos. No hubo un manejo claro y me molesta”.
Así se expresaba Carlos Bianchi en aquel entonces sobre aquella lesión. Y así lo cuenta Guillermo ahora. “Yo me acuerdo clarito que llegué al entrenamiento y Bianchi me dice ‘Cambiate, Adrián, ¿no vas a entrenar’. ‘No, Carlos, mire cómo tengo la rodilla’. Y ahí se enojaron. Y ahí fue que llamaron a los médicos de la Selección y se juntaron y yo en esa charla no estuve pero dicen que fue brava”.
“Hubo una discusión muy grande y después Boca no le daba a los jugadores a la AFA”, agrega. El problema para él, más allá de la discusión entre las partes, fue su rodilla. Al Mundial de Nigeria no viajó (ni él ni ningún otro jugador de Boca). Pero tampoco volvió a tener demasiadas chances en Boca. “De ahí me recuperé, no me operaron, me recuperé en el gimnasio. Después me dieron a préstamo al Badajoz de Tinelli”.
Su representante de aquel entonces era Carlos Aloisio, sobrino de Settimio, famoso por representar a Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia en sus mejores años. Adrián Guillermo quería jugar y le aconsejaron irse afuera, siendo aún un juvenil. Y justo el equipo español adquirido por el conductor de TV estaba en auge. “Jugué poquito porque Boca no me mandaba el transfer y yo no podía jugar. Jugué dos o tres partidos”, cuenta.
Un camino que parecía ser de éxito se truncó. Una lesión, una decisión apresurada para irse, una pelea con la dirigencia y la libertad de acción. “Volví a Boca y ahí me hicieron el contrato. Boca me hacía un contrato de cinco años, en ese tiempo 1.500 pesos creo que eran. Y mi representante no quería. Ahí hubo lío con Boca que después me deja libre, en la época de Macri”. La disputa llegó a la FIFA, acusaciones cruzadas de un lado y del otro. En el medio un pibe de 20 años.
“Me quedó esa espina de que no… Yo tendría que haberme quedado en Boca mucho tiempo más y después saltar a jugar afuera. Pero me arrepiento, sí. Me arrepiento. Hoy me arrepiento de… Si no, estaría en Boca. No sé, jugando no creo a esta edad, pero estaría en Boca”. Con su representante tampoco volvió a tener contacto.
Jugó en Estudiantes de La Plata y de Caseros, en Jorge Wilstermann de Bolivia, San Telmo, El Porvenir, Morón, Argentino de Merlo y hasta tuvo algunos pasos breves por México y Paraguay. Pero de aquella promesa que surgió en Boca quedó sólo el recuerdo y una rodilla que todavía le molesta.
Volver a su gran amor
Boca no sólo es un recuerdo de sus mejores tiempos. Esos mejores tiempos también le dan hoy la posibilidad de mantenerse a flote. Pasó muchas complicaciones económicas hace algunos años y fue su salvavidas: “Voy seguido al club, Román la verdad que siempre me abrió las puertas. También voy seguido a la Mutual de Jugadores del club, que nos está dando una ayuda, que eso es fundamental. Creo que sólo Boca lo hace acá en Argentina. Eso para el exjugador que no tuvo la chance de estar bien económicamente es una muy buena ayuda. Yo conozco muchos compañeros que están en la misma situación que la que estoy pasando yo hoy en día”.
-¿Qué se siente que Boca te siga dando una mano después de tantos años?
-Yo me pongo a pensar y siempre digo ‘algo bueno habré hecho o dejado en el club que hasta el día de hoy se acuerdan’. Boca en ese sentido siempre me dio una mano y eso lo valoro y siempre digo que Boca es grande por su gente y aparte tiene buenos dirigentes, y a la vez piensan en el jugador que es muy importante.
-¿Cómo lo ves a Riquelme?
-A Román lo voy a ver siempre bien, la verdad que es un fenómeno. Yo empecé a ir a la cancha gracias a él, que me da una mano con las entradas para ir con mis hijos.
Su trabajo en el club Tigres de Moreno le dio también un poco de aire para seguir remando. “Siempre trato de aconsejarles lo que yo hice mal, tratar de que no lo hagan. Primero la persona y después los futbolistas. Y que no falten a los entrenamientos, que es fundamental para llegar a jugar en Primera”.
-¿Hablaste con Román para trabajar en el club?
-Y, no quiero, no soy de joderlo mucho. Román está con muchos quilombos en el club y yo no lo quiero molestar, ya se va a dar el día que se lo pida. Siempre le dio muchas chances a excompañeros. Y eso lo veo re bien. Porque antes no se veía a muchos exjugadores laburando en el club. Y hoy en día vos vas al club y te cruzás a cualquiera en la puerta y jugó en la Primera de Boca. Y fue compañero de él. Eso lo rescato mucho de Román.
Cierra los ojos y se imagina. Piensa. “Quisiera volver el tiempo atrás para ver lo que se siente hacer un gol dentro de la Bombonera, que no lo pude hacer. Y no lo voy a hacer más. Después pienso en adelante, en entrar a laburar dentro del club”. Es su sueño y espera que esta vez sí se haga realidad.