La argelina Imane Khelif se fortaleció en medio de críticas y mensajes discriminatorios, se aferró a los buenos deseos y sobre todas las cosas creyó en su boxeo para terminar conquistando la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de París 2024, luego de vencer por puntos en la final de la categoría -66 kilos a la china Yang Liu.
Desde que la italiana Angela Carini montó un escándalo tras decidir abandonar a los 45 segundos su combate ante Khelif, con llanto televisado y al grito de “injusticia”, la argelina tuvo que soportar ataques constantes, burlas y debates sobre su sexualidad. En la previa de cuartos de final fue Anna Luca Hamori quien incursionó en algunas actitudes malintencionadas, como la de compartir una imagen que la mostraba lista para hacer frente a una bestia. Una vez derrotada, la actitud de la húngara cambió. Felicitó a su rival y dejó los Juegos en silencio.
Si con la avanzada de la boxeadora argelina a semifinales dio la sensación de que las críticas se aplacaron fue porque ninguna de sus siguientes rivales las incentivaron. Ni la tailandesa Janjaem Suwannapheng, ni la china Liu Yang quisieron sacar provecho del intencionado debate sobre la sexualidad de Khelif.
La decisión de la boxeadora argelina fue mantenerse en silencio a lo largo de toda la competencia. Y una vez que tuvo la medalla de oro colgando de su cuello, aunque escueta en sus palabras, encontró la mejor manera de responder a tantos días de ataque. “Soy una mujer fuerte, con un poder especial. Desde el ring envié los mensajes a quienes estaban en mi contra”, empezó diciendo.
Y agregó: “He sido objeto de ataques y de una campaña feroz y esta es la mejor respuesta que puedo dar. La respuesta siempre ha estado en el ring. Soy plenamente elegible para participar, soy una mujer como cualquier otra. Nací mujer, viví como mujer y competí como mujer. Quienes me atacaron son enemigos del éxito, pero esos ataques le dieron un sabor especial al mío”.
El inicio de la polémica
La situación que sin dudas ayudó a desencadenar la polémica en torno a Imane Khalif fue la decisión de Angela Carini de abandonar su combate cuando apenas habían transcurrido 45 segundos y luego de recibir no más de tres golpes certeros de la argelina. La italiana, que declararía luego que nadie le había pegado tan fuerte antes y que quiso proteger su integridad, le negó el saludo a su rival y abandonó el cuadrilátero tras una escena que incluyó llanto y reclamo de injusticia. A partir de allí, se inició un debate que trascendió las fronteras del deporte y que sirvió de combustible para que se exacerbaran posiciones en política de género e inclusión alrededor del mundo.
La controversia se generó porque Khelif venía de fallar pruebas de género el año pasado, lo que le había valido su descalificación en una competencia organizada por la Asociación Internacional de Boxeo. Esto se debió a sus altos niveles de testosterona en sangre y la presencia de un cromosoma XY, que determina el sexo genético masculino, en su sistema
La respuesta que dio el COI
El Comité Olímpico Internacional no tardó en expresarse respecto a la presencia de Imane Khelif en la competencia, dejando en claro cuál había sido siempre su postura: “Todos los atletas participantes en el torneo de boxeo de los Juegos Olímpicos París 2024 cumplen con las normas de elegibilidad y de inscripción de la competición, así como con todas las regulaciones médicas aplicables de acuerdo con las reglas de la Unidad de Boxeo de París 2024″, se expresó.
Viendo que la polémica iba en ascenso y estaba siendo incentivada por agentes externos, fue el propio presidente del organismo quien se encargó de dejar un claro mensaje al mundo. “Nacieron y crecieron mujeres, en su pasaporte figura que son mujeres y han competido muchos años como mujeres. No hay dudas sobre que sean mujeres. Los que dudan, deberían aportar estudios científicos y si vienen con ellos, les escucharemos. Pero no se toman decisiones por motivaciones políticas o llegaremos a una guerra cultural. Lo que se está viendo en las redes es un odio inaceptable”, denunció Thomas Bach.