Se cubre el rostro con las manos y enseguida vuelve a mirar, quizá para darse cuenta de que no se trata de un sueño. Mira hacia la tribuna donde su equipo y vuelve a taparse los ojos. Es cierto: Tomás Etcheverry ya está en los cuartos de final de Roland Garros. Sin perder un set. Sí, como Novak Djokovic, que justamente está del otro lado del cuadro. Se viene Zverev. Pero, ¿por qué no seguir soñando?
Esta vez quien quedó en el camino fue el japonés Yoshihito Nishioka (23°), a quién venció 7-6 (10/8), 6-0 y 6-1, como antes habían pasado Borna Coric, Alex De Miñaur y Jack Draper. Todos sin dejar un set por el camino. Ni siquiera en el arranque ante el nipón, cuando no pudo sostener el 4-2 y terminó estando abajo en el tie break, y hasta con un set point en contra. Después comenzó el despegue que lo depositó por primera vez en estas instancias de un torneo grande.
Fue tal el envión después de ese primer set luchado que logró ganar 12 juegos de forma consecutiva. Y llevarse el partido para llegar a los cuartos de final. “Esto es increíble. Es un sueño hecho realidad. Gracias al apoyo que me dieron. Gracias a mi familia, porque es muy importante para mí compartir este momento con ellos. Ahora habrá que prepararse para mañana”, dijo luego de concretar la victoria.
“Sé que hay muchos argentinos acá, no saben la fuerza que se siente desde adentro, esto también es para ustedes y para los que están en Argentina. Es el momento más feliz de mi vida”, dijo en perfecto español luego de las primeras declaraciones en inglés, ante los espectadores vestidos de celeste y blanco.
Tras este triunfo, Etcheverry saltó virtualmente del puesto 49 del ranking ATP en el que se encontraba antes de comenzar al torneo hasta el 31°. Y ahora irá con otro grande: Alexander Zverev (22°), quien venció a Grigor Dimitrov (28°, 6-1, 6-4 y 6-3). Será la primera vez que el platense se lo cruce en un court. Será el próximo miércoles en el Philippe Chatrier.
La fuerza interior
Se levanta, saluda a su rival, al umpire, deja la raqueta y mira el cielo. Ahí también hay una dedicatoria. A su hermana Magalí, fallecida en septiembre del 2022 víctima de un cáncer de mama. “En un momento importante, en un saque le dije ‘por favor Magui ayudame’ y me ayudó, metí un ace”, dice emocionado en ESPN.
Ahora le tocará el partido más importante de su corta carrera, siendo ya el primer representante argentino menor de 24 años en estas instancias de un Grand Slam desde Juan Martín Del Potro. A sus 23 años ya es la gran sorpresa de Roland Garros. Y quiere un paso más.