Argentina es uno de los países con mayor tradición futbolística a lo largo y a lo ancho del planeta, cuna inagotable de futbolistas de jerarquía y objetivo principal de rastreo a la hora de incorporar por parte de los conjuntos más poderosos del viejo continente. Y esa realidad, por supuesto, también se trasladó al ámbito de la Copa del Mundo.

En el certamen futbolístico más importante de todos, la Albiceleste dijo presente 17 veces, quedándose con el anhelado título en dos ocasiones (1978 y 1986) y acudiendo a otras tres finales (1930, 1990 y 2014). Como consecuencia de ello, muchas fueron las alegrías y muchos fueron los partidos inolvidables para la gloriosa Selección Argentina.

Sin embargo, paralelamente, la Albiceleste supo sufrir varios tragos amargos como las mencionadas finales perdidas ante Uruguay y contra Alemania por duplicado, los 0-4 contra Holanda en 1974 y frente a los propios teutones en 2010 y otras participaciones para el olvido como en 1934, 1962, 1982 y 2002. Pero hay una caída que fue la más impactante de todas.

‘El desastre de Suecia’

En 1958, la Selección Argentina viajo hacia Europa con una gran ilusión y muchísima confianza. La enorme cantidad de futbolistas de nivel, los cuales maravillaban fin de semana tras fin de semana en el ámbito doméstico, llenó de algarabía al público. De hecho, el propio plantel viajó hacia Suecia con el convencimiento de que era candidato a quedarse con el título.

Sin embargo, la historia fue extremadamente esquiva y la Albiceleste protagonizó un auténtico papelón, quedando en la última colocación de su zona y quedando eliminada rápidamente. El debut fue con derrota por 3-1 contra Alemania Federal y el segundo cotejo terminó con un triunfo por 3-1 ante Irlanda del Norte, pero lo peor llegó en el último turno.

En el tercer partido, Argentina se jugaba la clasificación ante Checoslovaquia, que hasta el momento no había expuesto grandes argumentos. Por ende, el equipo comandado tácticamente por Guillermo Stábile subestimó a los europeos. Eso se pudo apreciar en la previa, no solamente por parte de la delegación sino también a través del periodismo y de los aficionados.

Grave error. El 15 de junio de 1958, en elEstadio Olimpia de la ciudad deHelsingborg, Argentina cayó por 6-1, consumando la peor derrota en la historia de la Copa del Mundo. Dos tantos deZdeněk Zikán, dos goles deVáclav Hovorka y anotaciones deMilan Dvořák yJiří Feureisl decretaron el ridículo de la Albiceleste, que solamente celebró el gol de Orestes Corbatta que significó el 1-3 parcial.

Una postal del ‘Desastre de Suecia’.

Las consecuencias

Inmediatamente, la prensa destruyó por completo al equipo argentino, al entrenador y a la cúpula dirigencial de la AFA, liderada por Raúl Colombo, su presidente.Tal es así que la delegación fue recibida en el Aeropuerto de Ezeiza con insultos y monedazos. El propio Stábile renunció a su cargo de director técnico, el cual ocupaba desde 1939.

“Fuimos con los ojos vendados, a ciegas. No estábamos preparados ni física ni tácticamente para afrontar tres partidos en una semana”, exteriorizó, posteriormente, el recordado Ángel Labruna.

“Cuando llegamos al país, después de la eliminación, el avión tuvo que aterrizar en una chacra de Monte Grande para que no nos mataran. Algunos periodistas argentinos que estaban en Suecia le habían pedido a la gente que nos fuera a buscar a la estación aérea con palos y pieras. Había mucha bronca, nos querían matar y decían que éramos vendepatria. Nadie nos iba a creer que la Argentina carecía de organización y que ninguno de nosotros cobró un solo peso para jugar ese Mundial”, narró el arquero Amadeo Carrizo.