Históricamente, Boca ha sacado una extensa cantidad de arqueros de las inferiores que han nutrido al primer equipo y a diversos clubes del fútbol argentino e internacional. Sebastián D’Angelo es uno de esos casos en los últimos años.
Categoría 89, Seba deubtó en 2012 tras haber captado el interés de Liverpool y tuvo DTs como Julio César Falcioni, Arruabarrena, Carlos Bianchi y Gustavo Alfaro a lo largo de su carrera. El nacido en Bariloche hoy vive en Estados Unidos y juega para el Miami United, equipo semiprofesional de la cuarta división mientras tiene un emprendimiento gastronómico.
En diálogo con BOLAVIP, D’Angelo relató su carrera y su vida personal, las cuales estuvieron estréchamente ligadas y que condicionaron el devenir de la misma. El recuerdo de sus padres, el acompañamiento de sus hermanos y el apoyo que recibió de los entrenadores que lo formaron fueron claves para ser quien es hoy. “No me reprocho nada, porque hubo otras cosas más importantes que el fútbol“.
Seba D’Angelo en Boca (Archivo Personal)
-¿Qué andás haciendo ahora por Miami?
-Estoy con un emprendimiento gastronómico, es algo propio que me ocupo de la distribución de elementos y productos para mejorar la calidad de vida de la gente. Empecé con esto hace un tiempo, siempre tuve gente que me iba ayudando mientras seguía dedicándome al fútbol pero de manera semiprofesional. Ahora estoy en Miami United, acá en la ciudad.
-¿Cómo es estar en un club así en Estados Unidos?
-Es un club con un proyecto, bastante similar a lo que yo venía haciendo antes, y son cosas que a uno lo motivan para elegir estos destinos. Hay gente muy sana y muy buena en el ámbito deportivo y genera entusiasmo ser parte de una experiencia así, porque también hay chicos muy chicos que uno puede ir acompañando y ayudando a formar.
-¿Hace cuánto estás allá?
Llegué hace 3 meses, y somos varios argentinos. Entre ellos Cachete Morales. Él y yo teníamos una carrera prácticamente hecha y seguimos bien físicamente como para seguir jugando a la pelota, así que nos gustó el proyecto y la situación que tiene el club. Eso genera que uno quiera estar acá.
-¿Y cómo viene la temporada?
-Estamos en UPSL, que es como la tercera o cuarta división de Estados Unidos. El objetivo del equipo es ganar la liga regular. En la conferencia nos consgramos campeones, venimos invictos de momento y nos queda un solo partido. Después vienen los playoffs, que son 3 partidos más que si los ganamos podemos jugar un torneo nacional, contra equipos de otras regiones. Y lo más importante es que podemos entrar en la US Open Cup, que es como la Copa Argentina por ejemplo, que se enfrentar equipos entre sí de todas las categorías. Si logramos el objetivo, nos puede tocar jugar contra cualquier equipo de Estados Unidos.
-¿Notaste muy convulsionada la ciudad con Messi jugando en Inter Miami?
-Miami está convulsionada por Messi e Inter Miami, sin duda. Cualquier local de ropa que vas ves sus camisetas, con la 10 de Messi. El estadio de llena cada vez que juegan y han conseguido tener un montón de hinchas desde la llegada de Leo. Tienen un predio espectacular para entrenar y con un proyecto integral impecable, muy profesional para la poca antiguedad que tiene el club.
Seba D’Angelo en Miami United (Archivo Personal)
Más allá de su presente, D’Angelo tiene una particular historia desde sus inicios como futbolista. Antes de llegar a las inferiores de Boca, tuvo un paso por un club regional de su Bariloche natal, así como también por otro deporte como el futsal. En su adolescencia, tuvo que decidir entre representar a la Selección Argentina de fútbol sala sub 17 o meterse a fondo en las divisiones inferiores del Xeneize.
-¿Cómo fue tu paso previo a Boca?
-Empecé de chico jugando para Martín Güemes de Bariloche. Cuando tenía 7 años me dieron a elegir entre jugar en el mediocampo o ser arquero, y bueno me quedé con el arco. Güemes es un equipo dentro de la liga de Bariloche y fueron mis primeros pasos. Estuve un solo año y volví a Buenos Aires, ya asentado como arquero.
-¿Ahí directo a Boca?
-Tuve varios pasos en mi carrera antes de llegar, entre ellos un paso por las inferiores de River. A los 15 años llegué a Boca, y me quedé hasta los 24. Al momento de llegar a Boca tuve que tomar otra decisión fuerte, que fue la de elegir entre ser parte de las inferiores de Boca o ser parte de la Selección Argentina de futsal, porque en ese momento hacía los dos deportes y estaba en la sub 17 y la sub 20 de fútbol sala. Cuando Boca me ficha para jugar en cancha de 11 desistí del futsal. A los 15-16 años me ficharon y a los 17-18, en el traspaso de quinta a cuarta división me hicieron firmar mi primer contrato. A partir de ahí fui sumando mucho en reserva, compartiendo el primer equipo en paralelo. Hasta que me toca debutar de la mano de Falcioni.
-¿Te costó tomar esa decisión?
-No fue una decisión rápida, porque si bien el futsal, si bien estaba en la Selección, no tenía comparación con ser arquero de Boca. Competir a nivel selección era muy valioso, pero yo lo que más quería era ser arquero de fútbol. Encima fue con un llamado de Boca. Sostener las dos actividades era imposible, y la decisión no terminó costando por las cosas que ofrecía Boca desde chico, sobre todo porque nos íbamos de gira a países como México siendo chicos, terminaron haciendo que sea imposible que siga con el futsal.
-¿Con quiénes te tocó compartir en inferiores?
-Compartí con un montón de jugadores. En reserva estuve con Leandro Paredes, Sergio Araujo, Pichi Erbes, Nicolás Colazo, Sanchez Miño, Pol Fernández. Éramos todos de diferentes categorías pero nos encontramos todos en reserva. Ahí ganamos dos campeonatos e íbamos alternando con presencias en primera también. Hoy tengo relación con ellos, cada tanto hablamos. Fue difícil entablar amistades porque cada uno tuvo su carrera, y yo pasé por seis países durante la mía. Pero sí, cada tanto hablamos para ver como está cada uno, que novedades tiene cada uno y demás.
-En Boca debutaste con Falcioni, ¿qué te dejó él como DT?
-Julio siempre me transmitió mucha confianza. Me tocó debutar en un momento en el que Agustín Orión, que era el titular, estaba lesionado, y Sebastián Sosa -el suplente- había arreglado un traspaso, entonces era un momento en el que había que poner la cara por el equipo. Después me volvió a tocar atajar en otro momento donde hubo lesiones como la de Ustari. El hecho era estar siempre preparado y con ganas, porque a fin de cuentas en reserva tuve muchísimos partidos, habré jugado más de 150 entre todos los años que estuve ahí, y mi ilusión siempre fue atajar en el primer equipo. Aposté todo lo que pude a estar en la primera de Boca, hasta el último momento apunté a seguir en el club y tengo los mejores recuerdos. Voy a estar siempre agradecido a Falcioni por las oportunidades que me dio.
-¿Qué relación tenías con los referentes de ese entonces? Estuviste con Palermo, Riquelme, Orión…
-Los referentes siempre nos trataron muy bien. Eramos un grupo que era conciente de la triple competencia, porque además de la liga y la libertadores, estaba la Copa Argentina. Nosotros, que eramos los chicos del club, aportabamos lo máximo para poder estar a la altura del resto y competir cuando hiciera falta. Todos queríamos jugar y siempre hubo una gran relación con todos. Ese vínculo que había nos ayudaba a crecer a los más chicos.
-¿Sentías la presión?
La presión y la exigencia de Boca se siente. Nosotros sabíamos muy bien igual donde estabamos y si, quizá recaía un poco menos en los jóvenes. Pero siempre dábamos lo máximo. De ese grupo de reserva tuvimos todos la oportunidad gracias a Julio. Ganamos la Copa Argentina, el torneo local y llegamos a la final de la Libertadores, para nosotros era un sueño y nos manteníamos muy unidos para afrontar los desafíos.
-Antes de saltar a Tigre desde Boca, ¿tuviste algún interés concreto desde el exterior por tu pase?
-Sí, me buscó el Liverpool de Inglaterra. Fue en 2012, que me llamó un scouting del club. Yo era el capitán de la reserva y estaba en el plantel de primera de Boca. El comentario que había dentro de Boca era que Liverpool estaba siguiendo a varios jugadores del equipo y yo era uno de ellos. Al poquito tiempo empezaron los problemas de salud de mis viejos y tuve que poner el enfoque más en lo personal y familiar que en el fútbol. Seguí entrenando y jugando, pero tuve ese condicionante.
Seba D’Angelo en Boca (Archivo Personal)
Durante gran parte de su carrera, como él mismo mencionó, Seba D’Angelo tuvo que poner principal enfoque en cuestiones extradeportivas y familiares. Mientras afrontaba sus primeros años como profesional, sus padres se enfermaron y fallecieron, en el lapso de un año de diferencia. En ese tiempo, tuvo que poner el foco en su familia y en su salud mental, dejando el fútbol en un segundo plano. Sus hermanos fueron sostén anímico para no caer, recuerda a su madre como la persona más noble que conoció y de su padre todo lo que sacrificó para que llegar al fútbol.
-¿Sentís que el fútbol te pudo haber dado más oportunidades?
-Si, pude haber tenido más oportunidades. Igual, no me reprochó nada porque hubo otras cosas más importantes que el fútbol. Cuestiones de mi familia y de salud que me afectaron, y me hicieron tener que resolverlas. No era fácil estar en una situación así y a la par tener la responsabilidad de defender el arco de Boca. Fue todo un proceso, una etapa de mi vida en la que estuve 5 años en el club con el primer equipo. Seguramente, con la cabeza que tengo hoy, hay cosas que hubiera hecho de otra forma. Pero ese fue el camino que hice y a día de hoy, con mi edad, poder seguir jugando a mi manera y ayudar a los que vienen de abajo hacen que no me arrepienta de nada.
-¿Tuviste acompañamiento de los clubes en medio de tus cuestiones familiares?
-Me pasó que en ese momento, en Boca, yo tenía 23 años y mi papá falleció. Y un año después mi madre se enfermó y también falleció, cuando ya estaba en Tigre. Esas cuestiones personales afectaron mi carrera y obviamente que hacen desviar la atención de lo deportivo. Uno pone más el foco en lo familiar. Boca siempre tuvo muchísima contención conmigo, todos los que trabajaban en el club. Nunca me falló como institución, y el hecho de haber crecido en el club y que haya sido parte importante de mi vida me genera orgullo, me honra mucho poder decir que viví esa etapa.
Seba D’Angelo junto a sus hermanos (Archivo Personal)
Durante este duro contexto personal, a D’Angelo lo acompañaron los entrenadores que lo dirigían tanto en Boca como en Tigre, clubes en los que le tocó atravesar la despedida de sus padres, a quienes dedica todos sus logros besando un anillo en su dedo meñique. Carlos Bianchi, por ejemplo, tuvo un rol muy importante para Seba. “Cuando estuvo como DT yo estaba en este momento familiar complicado y siempre me contuvo y me cuidó mucho. Es una gloria del club y eso se sentía mucho. Fue una muy buena experiencia estar con él“.
Luego, bajo las órdenes del Vasco Arruabarrena, D’Angelo también guarda gratos recuerdos personales: “El Vasco fue un entrenador que estuvo muy presente con mi situación personal. En lo deportivo, me dio un consejo que me quedó grabado a fuego: que apostara por mí mismo. Ahí fue donde decidí irme a Tigre para sumar más minutos“, contó.
Ya en Tigre, le tocó ser dirigido por Gustavo Alfaro, de quien D’Angelo afirmó que estará “agradecido de por vida” por lo que hizo con él. “De Gustavo tengo los mejores recuerdos. Cuando falleció mi madre, él fue el que me contuvo y me dijo que me olvide de todo lo futbolístico y me enfocara en lo familiar. Gracias a que escuchó mi pedido en ese momento me pude despedir de ella sin tener que pensar en que tenía que atajar en un partido importante. Siempre fue muy cercano conmigo y con todos los jugadores, tiene un rol muy paternal a la hora de dirigir. Él siempre está pendiente a la parte humana, es una persona muy pedagógica, sobre todo con los más jóvenes”, confesó D’Angelo.
Seba D’Angelo en España (Archivo Personal)
Todo lo que le tocó atravesar le sirvió para hoy tener una “visión altruista” del fútbol, tal como él mismo define. Con énfasis en lo humano y en la salud mental, Seba D’Angelo busca inculcar esa ideología en Miami United y también lo hizo en una experiencia previa en las Islas Canarias.
-¿En qué repercute todo lo que te pasó en el día de hoy?
-Por los tratos que recibí en Boca y en todos lados, que se portaron espectacularmente conmigo, siempre trato de inculcar hoy también en mi día a día deportivo. Si alguien viene y me pregunta qué es lo más importante de un club, más allá de la parte del deporte, también te voy a decir que es fundamental la parte humana. El club tiene que tener siempre un desarrollo para la parte personal del futbolista, incluso desde que son chicos. Boca, por ejemplo, tiene ese ambiente y yo crecí en un lugar así. No todo es lo futbolístico, y en mi caso lo trato de llevar a cabo en el día a día. Tengo una visión bastante altruista del fútbol para que las personas involucradas puedan crecer en un ambiente sano.
-¿Pensás en un proyecto integral al respecto al futuro?
-Estoy en proceso de llevar a cabo esta idea sobre el fútbol a un lugar más general. Hoy lo aporto en el club en el que estoy y lo hice en todos los clubes por los que pasé. El día que decida no jugar más lo buscaré implementar en un nivel más integral. A día de hoy entre el equipo y el emprendimiento no tengo tiempo para hacerlo, pero mi intención es poder hacerlo. Siempre incentivo a que se puede ser buen futbolista y en paralelo se puede tener una cualidad ajena al deporte, sobre todo para lo que pueda pasar luego del retiro.
-¿Esta idea del fútbol también la llevaste a cabo en Islas Canarias?
-Si, estuve en un proyecto deportivo allá. El primer año lograron entrar a los playoffs para ascender a la tercera división de España, pero no terminaron cumpliendo el objetivo. Hubo cosas que desestabilizaron dentro del proyecto y ahí empecé a formarme y crecer en otros ámbitos. Busqué cosas que me ayuden a formarme y a crecer en otros ámbitos. En la parte dirigencial, la parte de gestión de un club y la coordinación. Empecé a ser parte de academias de formación, entrené arqueros. Hice varias cosas en España que me hicieron crecer. Después bueno, empecé a necesitar estar más cerca de mi familia y volví para estar con ellos. Ahí fue también donde tomé la decisión de venirme a Miami y empezar con estos proyectos que estoy realizando acá.
-¿Y cuál es la idea para tu futuro?
-Mi idea es seguir jugando hasta donde me dé el físico. Si se presenta una oportunidad para regresar a lo profesional, bienvenido sea. Igualmente, estar dentro de un proyecto deportivo como este en Miami United me dan muchísimas ganas de ser parte de este equipo. Hay una visión a largo plazo y también me sirve para ir aprendiendo todo lo que sucede en un club a nivel dirigencial y administrativo.
D’Angelo con Rafa Nadal y Nole (Archivo Personal)
Para cerrar, D’Angelo contó la que es la anécdota de su vida. En 2013, cuando aún seguía en Boca, el club tuvo la estelar visita de Rafael Nadal y Novak Djokovic, y participaron de una actividad que consistía en patear penales. Sebastián fue el arquero de aquel evento, por lo que se puede considerar que es el único arquero profesional que le contuvo remates desde los 12 pasos a los dos gigantes del tenis.
-¿Cómo fue esa sensación de atajarle penales a Djokovic y Nadal?
-Creo que debo ser el único arquero de la historia del fútbol que puede decir eso. Fue inesperado, la verdad que se dio de un día para otro. Ese día me tocó jugar en reserva por más que era parte del primer equipo. El club tenía una actividad pautada con ellos y me la propusieron a mí también, no lo podía creer. Me gustó la idea, y me encontré con dos personas super amables y sorprendidas por lo que era La Bombonera. Con cada penal que atajaba era como un grito de gol, y a Nole lo trataban como un rival porque había dicho que le gustaba San Lorenzo. Entonces, la gente de Boca se había puesto del lado de Rafa y festejaba mis atajadas también. Fue una experiencia muy divertida e inolvidable. Nadal terminó haciendo más goles que Djokovic, ja.
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