La Copa Argentina, al ser la competencia más federal del fútbol argentino tiene un sin fin de historias por contar que condimentan cada partido para que el mismo sea especial. Equipos muy humildes enfrentando a gigantes, batacazos e historias de vida únicas que marcan el sacrificio de muchos jugadores.
En este caso, este condimento especial de la llave entre Central Córdoba y Boca lo aportó un protagonista que pese a no jugar, fue noticia por su condición: Santiago Flores es un chico de apenas 16 años que estuvo sentado en el banco de los rosarinos esperando la oportunidad de jugar ante el Xeneize.
Sin embargo, y con el partido muy cerrado hasta el minuto 21 de la segunda parte, José Alberto decidió que no era la noche para quemar a su joya. Algo que no le impidió a Flores tener una noche inolvidable: “Estoy feliz, contentísimo. Me daba vergüenza y vino Juan (Ramírez) y me la dio”, soltó ante las cámaras de TyC con un tesoro en sus manos.
Decidido a quedarse con una camiseta de Boca, el chico fanático de Central y que admira a Vecchio se paró en la puerta del vestuario Xeneize y la magia ocurrió. La primera de las tantas camisetas que podría tener el jugador que, según comentan en Rosario, es la gran promesa de la ciudad.
Habiendo debutado en noviembre durante la victoria 3-1 sobre el Victoriano Arenas de Ventura, a sus 15 años y 10 meses, Santiago no solo se convirtió en el más jóven de Rosario sino que también dio una asistencia y se ganó su primer contrato profesional. Un jugador que si bien disfruta de Central Córdoba, ya se habla de un salto a un grande de la provincia de Santa Fe.