La gestión de Juan Román Riquelme al mando del fútbol de Boca tiene varios motivos para ser señalada, pero el principal es la manera en la que se manejaron distintos mercados de pases y los nombres que se eligieron para finalmente convertirse en refuerzos.
En esta oportunidad elegí a las cinco peores incorporaciones que llegaron al club de la Ribera desde que Román lleva las riendas. Y, para empezar, no hay otra forma de abrir este ranking con Facundo Roncaglia, que volvió a la institución únicamente por ser amigo de Riquelme.
El defensor había tenido un excelente primer ciclo con la camiseta azul y oro, pero en su regreso dio pena. Además, pese a haber hecho un golazo en una final contra Racing, no pudo jugar ni siquiera un partido bien desde su vuelta. Desaprobado.
Al siguiente nombre de la lista se lo remaron a Riquelme a full. Hasta le llegaron a decir ¡el Lukaku argentino! por su cambio de look. Con tres goles en 36 partidos, a Nicolás Orsini lo pagaron en tres palos y en Boca no estuvo a la altura.
Tenemos que seguir con el Pulpo González. Jugó muy bien en clubes como Lanús y Racing, pero al Xeneize llegó muy grande. En los primeros dos años la peleó, pero terminó jugando cuatro partidos al año. Estos son los contratos que se pagan cuando la plata que no sale de tu bolsillo. Total, lo paga Boca.
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Norberto Briasco se lleva el segundo puesto, la peor inversión que hizo el club desde que llegó Riquelme: fueron tres palos y medio de dólares para que juegue de 9, por la derecha, por izquierda… prácticamente no metió goles.
El premio se lo damos a Carlos Zambrano. Cuando llegó, todos dijeron “por fin Boca tiene un central de verdad” y fue un desastre. A mí me lo habían vendido como Meléndez y no rindió nunca.
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