En medio de su irregularidad y luego de una semana convulsionada por las salidas de Ricardo Peláez y Pedro Caixinha y el arribo de Robert Siboldi, Cruz Azul visitaba al rival más débil, Veracruz, que llevaba más de un año y 34 partidos oficiales sin ganar.

En un primer tiempo muy malo, se marcharon a los vestidores con un cero que los calificó a la perfección. Ya en el complemento, la visita mejoró un poco pero no le alcanzó ni siquiera para generar demasiadas situaciones de gol.

 

 

Entre las limitaciones del local y el desgano de los celestes, todo concluyó con una igualdad en blanco que no le sirvió a ninguno y que lo único que logró fue acentuar la crisis de ambos.