América ya perdía 2-0 cuando los aficionados se percataron de que Ronaldinho iba a ingresar al campo de juego. El Estadio Azteca, incrédulos hasta ese momento por la derrota de su equipo ante Querétaro, se convirtió en admiración de cada uno de los presentes por el ingreso de una leyenda viviente. 

El crack brasileño ingresó a los 83 minutos. Lo que parecía una entrenada simplemente para ser ovacionado, la misma terminó con una de las mejores últimas tardes que se recuerden de él. 

El primer balón que tocó terminó en gol. Sí, luego de una gran corrida y asistencia de su compatriota Danilinho, Dinho definió mano a mano ganándole la pulseada al portero ante Hugo González. 

Lo mejor llegó en tiempo de descuento, cuando el número 49 de los Gallos Blancos definió sin mirar, como aquellas mejores asistencias que le solía dar a Lionel Messi, dejándolo a González sin poder hacer nada.

 

 

Todo el Estadio Azteca, a pesar de haber sufrido una derrota apabullante por 0-4, se rindió a los pies de Ronaldinho, quien festejó como aquel que acababa de culminar una obra de arte.