Un día de abril, pero hace casi 20 años, se registró una de las mayores goleadas del fútbol en la era moderna. Y no, no hablamos de un 10-0 o un 12-0, sino de un 31-0, propinado por la Selección de Autralia a Samoa Americana en el marco de las eliminatorias para el Mundial Corea-Japón 2002, y que una vez finalizado el partido y para mayor humillación de los samoanos, uno de los goleadores austrlianos definió como “una pérdida de tiempo”.
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Eran 10 selecciones de Oceanía compitiendo por media plaza para la cita planetaria, y en el Grupo A quedóAustralia, Fiji, la debutante Samoa Americana ySamoa y Tonga. Iban a jugar todos contra todos, y los ganadores de cada grupopasarían ala final. El campeón clasificaría al repechaje contra el 5° de Conmebol.En Samoa Americana, apenas 250 de los 60.000 habitantes (de esa época) jugaban fútbol.
Samoa Americana cayó por0-13 ante Fiji y 0-8 ante Samoa. Mientras que los Soceroos vencieron por22-0 a Tonga, en un marcador que hizo eco en el mundo por ser el más abultados en lahistoria de las eliminatorias… hasta ese momento. Y es que cuando llegó el 11 de abril de 2001, lo que se entendía por goleada cambiaría para siempre.
Cuando apenas corrían 10 minutos del encuentro, Autralia abrió la cuenta mediante gol deBoutsianis, y desde allí no pararon más, ni siquiera por misericordia ante el modesto equipo que tenían en frente. El primer tiempo finalizó con marcador de 16-0, y el pitazo final marcó un enorme 31-0, aunque hasta el día de hoy hay erutidos que dicen que fueron 32 dianas.
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Tunoa Lui, entrenador de los samoanos en ese entonces dejó una frase que pasó a la historia:“Dios no escuchó nuestras plegarias, pero es justo y en su nombre también se puede perder por tantos goles”.
