Si algo le faltaba a esta Copa América era que termine así: con un penal regalado para la Selección de Brasil.
Richarlison se hizo cargo de la ejecutación y la cambió por gol para que celebre todo el Maracaná.
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La falta, que no existió, fue un choque de hombros entre dos futbolistas. El árbitro fue a ver el VAR y sancionó penal.
Sin dudas, una verdadera locura. Si esta fue falta, la de Otamendi contra Brasil también lo tenía que haber sido.
Qué desastre…