- Iván, ¿cómo va?
- Hola Panita, ya puedo hablar.
- Ya lo llamo.
Así, con acento tumaqueño y esa amabilidad característica de su municipio, inició la conversación con Iván Mauricio Arboleda, quien por estos días suena por su ausencia en la lista preliminar de Carlos Queiroz para la Copa América de Brasil.
A pesar de la noticia, lo toma “como un aprendizaje” y seguirá trabajando como lo ha venido haciendo en Banfield. “Queda mucho todavía”, afirma.
La Araña, como le dicen, apenas tiene 23 años. Un apodo que lo ha acompañado desde las juveniles. “Sale del Deportivo Pasto. También de la Selección Colombia Sub-17”, cuenta.
De hecho, es una tradición que en su familia haya sobrenombres de animales. “A mi abuelo le decían El Cóndor y a mi papá La Golondrina. Todos tenían apodo. Quería ser diferente, pero la sangre llama”, dice entre risas.
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Y es que tanto su abuelo como su padre fueron arqueros. Él, en cambio, “jugaba de 9 y decía que era Adebayor”. Finalmente, terminó bajo los tres palos.
De Nariño a Buenos Aires
Se formó en las divisiones menores del conjunto volcánico. Su sueño era debutar ahí, pero surgió la posibilidad del Deportivo Cali, equipo del cual es hincha. Todo se detuvo cuando recibió una llamada. Con 17 años, la oportunidad de ir a Argentina había tocado en su puerta. Allí tuvo varias opciones. Sin embargo, gracias a lo que había hecho James en Banfield se decidió por El Taladro.
“A James lo definen como un crack allá (Banfield)”, dice. “Todo ha sido muy lindo hasta ahora. Si te soy sincero, nunca pensé estar en esa liga. Soy un privilegiado”, añade.
“Creo que me voy a tatuar esas dos fechas inolvidables”
Su trabajo en Argentina comenzó a hacer mella en Colombia. “Arboleda, el futuro en el arco de la selección Colombia” eran los titulares que inundaban las tapas de los diarios nacionales.
Y así, con trabajo y grandes actuaciones le fueron llegando las oportunidades. Primero su debut en Banfield, el 20 de marzo de 2016, y luego su estreno con la absoluta de Colombia, el 26 de marzo de 2019. Tres años son los que separan estos grandes hitos en su corta carrera como futbolista.
Claro, su primer partido con La Tricolor no fue como lo soñaba. Tuvo incidencia en los dos goles con los que Corea del Sur derrotó a Colombia en aquel amistoso (2-1).
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“Siempre acepto mis errores. Trato de corregir rápidamente para no caer en el mismo error. No quería que mi debut fuera de esa forma, pero bueno, no se pudo”, recuerda.
Aun así, quedó en su memoria ese día por vestirse de amarillo, azul y rojo y por el apoyo que recibió de sus compañeros. “Me quedo con la humildad de esos caballeros. El cariño se gana de esa forma. Son admirables y siempre les voy a desear lo mejor”.
Entre la conversación se puede diferir que con quien más compaginó fue con Yerry Mina. “¿Quién es el más melo?”, le pregunté. “Yerry Mina (luego incluye a Cuadrado). Es una alegría que contagia”, respondió. “Para mí eso es estar melo”, enfatizó.
“¿Y el más chistoso?”: “¡Uy! Yerry Mina. Hace de todo: el barco de La Habana (un juego), ¡de todo!”. Luego soltó una carcajada.
El pasado, pisado
Ahora está enfocado en retomar su nivel para volver a una convocatoria. Sabe que “se viene la Copa América del otro año y, por qué no, las eliminatorias”. Se siente orgulloso cuando le vienen con rumores como el de Millonarios por lo que representa el club capitalino, pero tiene claro que su presente es Banfield. “Le tengo mucho cariño al hincha”, aclara.
Luego explica: “Ahorita mi idea es no perder el ritmo. Hablé con el club para entrenarme con el Junior mientras tanto”.
Iván, Mauricio o Iván Mauricio, no importa como le llamen, reitera que si quiere estar en la Selección debe seguir trabajando porque sabe que “aquí no termina”. Por eso, no quiere “dar papaya”.
Entrevista: Camilo Rincón Thermiotis - @camilothermiotis